Durante la Segunda República se vivió en España un período de intensa efervescencia política, ambiente al que no fue ajena nuestra provincia. Con la implantación del nuevo régimen político desaparecieron muchas de las figuras que habían protagonizado la política provincial durante la Restauración, aunque también hubo algunos monárquicos que no dudaron en abrazar el republicanismo tras el 14 de abril de 1931. Para canalizar las inquietudes políticas que manifestaba un notable porcentaje de la población surgieron diversas formaciones políticas, que, en muchos casos, tenían una vigencia temporal limitada o eran muy dependientes del protagonismo personal que acaparaban sus líderes. Por este motivo, aunque se conoce la existencia de numerosos partidos que representaban todo el espectro político, desde la extrema izquierda a la extrema derecha, sólo dos de ellos llegaron a contar en nuestra provincia con un destacado respaldo popular: Acción Popular Agraria Manchega y el Partido Socialista Obrero Español.
El partido que logró aglutinar a la mayoría de los votantes de ideología izquierdista fue el PSOE, que contó con el importante apoyo organizativo y el poder de convocatoria que le otorgaba el sindicato UGT, aunque, en ocasiones, las relaciones entre el partido y el sindicato socialista fueron bastante tensas, sobre todo cuando al acercarse los procesos electorales los dirigentes sindicales querían influir en la confección de las candidaturas del PSOE. También se produjeron tensiones entre el ala más moderada del partido socialista, más cercana a Indalecio Prieto, y el sector más exaltado, que apoyaba a Largo Caballero. Otro de los partidos de izquierda que también tuvo presencia en nuestra provincia fue el Partido Comunista, aunque su influencia fue muy limitada, ya que no llegó a tener cierto protagonismo hasta las elecciones de 1936 cuando se conformó el Frente Popular. En nuestro ámbito provincial también tuvieron presencia otras formaciones republicanas de izquierda como Acción Republicana, el Partido Republicano Radical Socialista y el Partido Radical Socialista Independiente, que llegaron a alcanzar cierta notoriedad en el primer bienio de la Segunda República, pero que por disputas internas y no contar con una sólida base de afiliados acabarían por desaparecer, aunque algunos de sus líderes pasarían a integrarse a partir de 1934 en nuevos partidos como Izquierda Republicana y Unión Republicana.
El ámbito ideológico que podría ser considerado de “centro” estuvo representado por dos formaciones políticas: el Partido Republicano Radical y el Partido Republicano Progresista, que intentaron mostrar cierta equidistancia con respecto a los extremos ideológicos. Ambos partidos en nuestra provincia tuvieron una vida algo convulsa, en gran medida por el excesivo protagonismo que llegaron a asumir sus líderes, Francisco Morayta (padre e hijo) en el caso de los radicales, y Cirilo del Río en el caso de los progresistas. Como en otras provincias españolas, en Ciudad Real se echó en falta la consolidación de una tendencia republicana moderada, que ayudase a configurar un republicanismo moderno y democrático, en línea con los principios defendidos por la Agrupación al Servicio de la República, promovida a nivel nacional por intelectuales como Gregorio Marañón y José Ortega y Gasset, y a la que en nuestra provincia se unieron personajes como el abogado Arturo Gómez Lobo, el médico Valerio Pérez de Madrid y el arquitecto Mateo Gayá.
La derecha ideológica de nuestra provincia encontró en Acción Popular Agraria Manchega a su principal representante por su defensa del catolicismo, la unidad de España, la familia y la propiedad. Este partido, fundado a comienzos de 1932, acabará integrándose a nivel nacional en la CEDA organizada por José María Gil Robles. Acción Popular Agraria Manchega tenía una gran capacidad de movilización y logró crear una sólida estructura interna, llegando a crear comités locales en casi 80 poblaciones de la provincia. Hubo otras formaciones políticas de derechas como Derecha Liberal Republicana, cuyos máximos representantes nacionales fueron Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura, y el Partido Liberal Demócrata, pero su implantación fue mucho menor y dependían en exceso del personalismo de personajes como Daniel Mondéjar, que llegarán a militar sucesivamente en varias formaciones. Los partidarios de la monarquía se integraron en Renovación Española y los más identificados con la extrema derecha encontrarían en el Partido Tradicionalista o en Falange Española su medio de expresión, aunque no llegaron a tener mucha repercusión en nuestra provincia.