Agustín Moreno López / Gerente de Tanatorio- Miguelturra y de Funeraria Virgen de la Estrella

Hasta el S. XVIII, las personas morían en su casa, rodeadas de su familia, incluidos niños, amigos y vecinos. El velatorio se realizaba dentro del seno familiar, y si no podía ser velado en la habitación, se realizaba en el salón de la vivienda o, incluso, en el portal o recibidor de la casa. Una vez decidida la estancia del duelo se velaba durante un día, veinticuatro horas, lo que servía, también, para certificar la muerte, hasta que tuviera lugar el funeral y el enterramiento.

Si echamos la vista atrás, es posible recordar estos velatorios, no hace mucho tiempo, en alguno de nuestros pueblos manchegos.

Como curiosidad, en estos velatorios solía haber división social por sexos. Las mujeres ocupaban la misma estancia del fallecido o una cercana y se dedicaban a rezar, mientras que los hombres mantenían conversaciones entre ellos.

En el siglo pasado, durante la celebración del velatorio era muy normal que los familiares, al caer la noche, ofrecieran un pequeño ágape a los asistentes y alguna bebida, como café o aguardiente. Este pequeño ágape, en numerosas ocasiones, era entendido como agradecimiento de los familiares por la compañía en esos duros momentos.

Pero, más adelante cambiaron los hábitos, debido en parte a los procesos de regulación legislativa llevados a cabo.

Estos cambios de hábitos, amparados por la legislación, han derivado en recurrir a las empresas de servicios funerarios y a los tanatorios, en particular, para realizar los velatorios, así como los tratamientos higiénicos y de conservación necesarios.

Aunque mucha gente desearía fallecer en el domicilio particular, rodeado de su familia, hoy en día, la mayoría muere en un hospital y posteriormente es trasladado a un tanatorio para continuar con el servicio funerario.

La necesidad de recibir a la familia y amigos en un lugar ajeno, al domicilio particular, ha hecho que las empresas funerarias y los tanatorios diseñen y oferten todo tipo de servicios a cada familia, desde la elección de la caja funeraria, el tipo de adornos, flores, esquelas, funeral o ceremonia, el tipo de enterramiento y el lugar, hasta música, o catering dentro de las salas, y hasta un servicio de condolencias personalizadas a los familiares y entrega de flores vía internet.

Así mismo, es posible realizar la celebración del funeral en el propio tanatorio, en un lugar habilitado al efecto, según ritual y culto. E incluso proceder a la incineración, siendo un acontecimiento reservado solo a la familia y los amigos más íntimos.