Presentó En un instante en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid.

“La buena poesía se parece mucho a lo que los antiguos y venerables autores de Ascética y Mística denominaban “ejercicio espiritual”.  El poemario de Antonia Cortés es lo más parecido a ese ejercicio espiritual”. Con estas palabras el poeta manchego Valentín Arteaga comenzaba la presentación de En un instante (Huerga y Fierro Ediciones) en la Casa de Castilla-La Mancha de Madrid, dentro del aula Juan Alcaide de la Asociación de Escritores de dicha región.

“Cuánta humanidad y misericordia se alojan en sus versos”, destacó el poeta manchego, versos “cálidos y tímidos” que suman “un gran esfuerzo de indagación o toma de conciencia decididamente leal de la autora acerca de cuanto está ocurriendo en nuestro alrededor”.

Arteaga aludió a Artur Lundkvist: “la poesía es la resurrección de la yerba entre las manos”, para resaltar que “Antonia está empeñada en que la yerba de la vida o de la capacidad misericordiosa de la poesía, apoyadas en la pequeña varita de junco de la esperanza, no se vengan abajo nunca”. De ahí, “a pesar de los pesares”, su apuesta por la esperanza y que ande en poesía “que es ir contracorriente frente a una clase de vida en la que únicamente vale la desesperanza. Contra un modelo en el que cuenta solo el palabrerío y no cabe ni una pequeña punta de la luz del amanecer”.

Para Almudena Mestre, secretaria general de la AECLM, en este libro “el espacio y el tiempo se diluyen”, y los poemas se aglutinan “para transmitir la especialización del tiempo, el eterno y largo viaje de la vida, la identidad del ser humano, las calles imaginarias, la locura, la búsqueda implacable del hombre…”. Habló de cómo en el espacio habitado y soñado de Cortés existen numerosas referencias topográficas “que seduce e induce a pensar en un cosmos antropológico que, según Bachelard, unificaría el conocimiento y el pensamiento en el espacio urbano”; y resaltó de la dicotomía mentira-verdad reflejada en la simbología poética de la autora.

La editora Charo Fierro contó el nacimiento de este libro y su calidad poética, lo que ha hecho que, tras su presentación en la Feria del Libro de Madrid hace más de un año, siga teniendo un gran recorrido; elogió, al igual que Mestre y Arteaga, el prólogo del cantautor Patxi Andión y destacó la belleza del cuadro de la portada de Andrei Sandur.

Por último, la autora habló de agradecimiento y amistad, dos palabras que le acompañan en este camino poético, refiriéndose a Luis Alberto de Cuenca, con quien recitará en enero en El Escorial, Patxi Andión, Diego Carcedo… y, especialmente, a Arteaga que prologó hace 20 años su primer libro, La mirada de la luna, de la mano de Jaime Quevedo.

Cortés ahondó en el dolor, la tristeza o el desgarro que aparecen en este libro, porque habla de enfermedad, de guerra, de decepción, de desamor, pero resaltó que también hay amor, alegría, retos, manos que se tienden, ternura… y la necesidad de levantarse cuando uno cae. En el fondo, señaló, es una invitación a vivir, como dice Whitman en “No te detengas”, y a parar el tiempo para disfrutar de los pequeños momentos, “porque en un instante todo puede cambiar”.

El acto concluía con los versos de En un instante en las voces de Arteaga y Cortés.