Dr. Luis Alberto Marín Morales / Traumatólogo Cofundador de MAETRA

Continuando con las patologías más frecuentes que nos encontramos en la consulta de Traumatología, la Trocanteritis es una de ellas. Es típico que los y las pacientes se presenten diciendo que les duele la cadera, y que tienen muchas dificultades para dormir de ese lado. La cadera es la articulación entre el fémur y la pelvis y su patología se manifiesta generalmente como dolor inguinal. Por lo tanto, la Trocanteritis no produce un dolor de cadera propiamente dicho. El trocánter es una prominencia ósea que se encuentra en la parte superior y lateral del fémur, y que en personas delgadas se puede palpar perfectamente. En el trocánter se insertan tendones de los distintos músculos de la cadera, entre ellos los glúteos. Además, la cadera y el trocánter se encuentran envueltos por una bolsa de líquido sinovial conocida como “bursa”, y que se encarga de proteger la cadera de los impactos y actúa como almohadilla para evitar que los tendones y las prominencias óseas sufran roces.

La trocanteritis o bursitis trocantérea es un proceso inflamatorio de la bursa del trocánter, y que en la mayoría de los casos se debe a un sobreuso o movimientos repetitivos de la articulación de la cadera, lo que conduce a una irritación y dolor. Es más frecuente en mujeres, debido a la estructura de su cadera, y sobre todo entre los 40 y 60 años de edad. Su incidencia es tan alta que se estima que entre un 10 y un 20% de la población la sufrirán en algún momento de su vida. La práctica de ciertos deportes (corredores de maratón, porteros de futbol, caminar en terrenos inclinados…), las personas con discrepancia de longitud en las piernas (la mal llamada dismetría), la obesidad y los traumatismos directos sobre la zona, son circunstancias que favorecen la aparición de la trocanteritis.

El principal síntoma de la bursitis trocantérea es el dolor, que en su inicio puede ser muy intenso, pero que lo habitual es que evolucione a la cronicidad y a la molestia que se intensifica al realizar movimientos con tensión de la bursa. Ese dolor es muy localizado al palpar la zona lateral de la cadera, justo donde se encuentra el trocánter. Produce una gran incomodidad al intentar dormir sobre ese lado, derivando en dificultad para conciliar el sueño. Las molestias se pueden intensificar también al subir escaleras y el paciente relata que en ocasiones el dolor se irradia por la cara externa del muslo hasta la rodilla, incluso llegando a sentir calor y aumento de temperatura en la zona. El diagnóstico es claramente clínico, con la historia y la exploración. La ECO y la RMN solo confirmarán una inflamación de la zona, pero no aportarán datos de interés. El tratamiento de la bursitis trocantérea es conservador en casi todos los casos, y el objetivo es reducir el dolor y la inflamación. Entre las medidas a realizar se encuentran inicialmente el reposo y los antiinflamatorios. Si el dolor no remite y se hace limitante recurriremos a las infiltraciones con Corticoides que en ocasiones solo proporcionan un alivio momentáneo y tenemos que recurrir a varias de ellas. Pero el tratamiento “prínceps” consiste en la Fisioterapia, recomendando ejercicios de bajo impacto que fortalezcan la zona y en los que se cambien alternativamente los puntos de apoyo. Solo en los raros casos de fracaso del tratamiento conservador tras 6 meses, puede optarse por el tratamiento quirúrgico, recomendando la opción endoscópica, con el objeto de descomprimir la zona y disminuir la fricción.