En OyE tenemos claro que la felicidad y el bienestar en el trabajo son posibles y queremos contarte por qué, pero más importante, cómo.
Casi siempre ciframos estas dos magnitudes en tener una sensación permanente de flotar, de fluir en las cosas. Y, es verdad, la mayor parte del tiempo el estrés, los problemas, la gente que nos estropea el día o los jefes sin piedad, echan un montón de piedras en nuestra mochila para que no levantemos cabeza, para no volar.
En esta situación solo cabe hacer dos cosas. Ponlas en práctica y verás cómo te sentirás algo mejor. Pero no esperes resultados inmediatos. La parte chunga de todo esto es que a ser más feliz y a encontrarse mejor, también se aprende:
1.- Rebaja las expectativas: La felicidad es más asequible de lo que piensas. El problema es que nuestras expectativas sobre ella son erróneas. Buscamos felicidad a medio y largo plazo y creemos que la sensación que nos producirá será de un bienestar y placer total, que nada nos afectará. Mal. Si buscamos esto, estarás constantemente en estado de frustración, porque al idealizar cómo debo sentirme y no lograrlo, decaigo en mi intento de encontrarme mejor.
2.- Deja de quejarte: las personas elegimos quejarnos porque es mucho más sencillo que coger el toro por los cuernos, tomar decisiones y enfrentarnos a cambios. Además, como todo el mundo se queja, coincidirás con el resto del rebaño humano, no destacarás. Y esto es básicamente muy cómodo.
Si nos tomáramos estas dos sencillas actividades muy en serio, la mejora llega. No existen los milagros, pero ya sabes que los viajes más largos empiezan por un simple paso.