Siempre dando lo mejor de la peluquería más profesional e innovadora

Si entras en Manuel Peluqueros, inmediatamente te preparan una silla para arreglarte el pelo sin apenas tener tiempo para explicar que vas a hacer un reportaje para la Revista Ayer&hoy. Tan interiorizado tienen su trabajo estos reconocidos profesionales de la peluquería en Ciudad Real, Manuel Romero Redondo, y su mujer, Pilar Vela González, que no creen, inconscientemente, que pueda acudir alguna otra persona a su establecimiento si no es para cuidar de su cabello.

Ciudad Real es cuna de grandes peluqueros y estilistas, y uno de ellos es Manuel Peluqueros que ha labrado en sus más de 30 años de historia una fama y un prestigio sobradamente conocidos dentro del sector y entre la ciudadanía de la provincia. A este emprendedor y autónomo nunca le han achantado crisis económicas, dificultades ni problemas diversos ante lo que era, ha sido y es su pasión de vida. Comenzó muy joven en la academia y peluquería Maype, en la calle Alarcos, 39, dirigida por la que ha sido su maestra y también suegra, Pilar González Vázquez, quien, en los años 70, vino desde Bilbao a La Mancha en unos convulsos años de violencia terrorista. Ella fue pionera de la peluquería ciudadrealeña, nos cuenta Manuel, al ser la primera que introdujo el secador de mano con cepillo, pues hasta entonces solo se utilizaban los grandes secadores de casco (hace tres años recibió merecidamente un premio por la asociación de peluquerías de Albacete), además también ha sido mentora de otros reputados profesionales como Javier Mirón, Hécate o Mari Mar Martínez.

Izq.: Pilar Vela González en la peluquería de su madre Maype en la calle Alarcos, 39; su madre, Pilar González, Javier Mirón cuando era alumno de la academia y una clienta, sobre el año 1985. Dcha.: Gran gala de peluquería de Manuel Peluqueros, en la discoteca Impala que había en Pozo Dulce, en colaboración con un instituto.

Durante dos años, Manuel Romero simultaneó el trabajo en la peluquería de Pilar González con el servicio militar en Ciudad Real. Una vez acabada la mili se independizó montando una peluquería en los antiguos salones del colegio Santo Tomás de la carretera de Piedrabuena. Fue breve el paso por este lugar, en 1987 se mudó a un local de la calle Belchite, 3, en la avenida de la Mancha, donde permaneció cuatro años hasta que, junto con su mujer (que continuaba trabajando con su madre pero ésta se ve obligada a echar el cierre), se constituyeron como empresa y se trasladaron a un local de la calle Lentejuela en 1990, donde permanecieron 15 años. En los tres últimos años compaginaron el trabajo en este salón con uno nuevo en el pasaje Alcor de la plaza Mayor, que dedicaron inicialmente a peluquería de caballeros. Finalmente, tras adquirir un local contiguo en plaza Mayor, cerraron el local de Lentejuela mudándose definitivamente a su actual sede, unificando toda su actividad.

Al principio, la inquietud y ganas de darse a conocer, tanto de Manuel como de Pilar, les hicieron participar en desfiles de moda, eventos de diferente género, fiestas…, aunque con el tiempo focalizaron su actividad en el negocio, mejorando la formación con cursos especializados en Madrid. Se sienten gratamente satisfechos de la peluquería hecha para bodas, peinando al novio, a los padrinos, acompañantes… pero sobre todo a la novia, “son clientes especiales con los que estás tres o cuatro meses; hemos peinado en Madrid, Extremadura, Levante, por supuesto en Ciudad Real y ello ha enriquecido sobremanera nuestro trabajo pero también el trato con la persona”, comenta Manuel. Una actividad que desde 2020 ha bajado drásticamente por la pandemia del coronavirus, aunque esperan retomarla de forma plena en 2022.

En estos más de 30 años de trayectoria, la peluquería ha cambiado de forma radical y en Manuel Peluqueros han sabido adaptarse, “es importantísimo estar al día, evolucionar, estar atento a las modas, usar las redes sociales y perseguir esa ilusión de mejora para poder satisfacer al cliente innovando”. Manuel es muy gráfico en este sentido: “Antes llegaba la clienta y como si fuera un defecto de forma le preguntabas ¿qué se va a hacer?, y casi el 90% de la gente salía igual, era una peluquería simple, arcaica; pero hoy en día, más que atender, aconsejamos sobre el cuidado del cuero cabelludo, los cambios de imagen, los tratamientos 100% naturales…; además, los estudios de la morfología de la cara, las nuevas formas de trabajar y la idiosincrasia del cliente nos permiten hacer un peinado final único, que en nada se parece a ningún otro”. En sus sillones se han sentado alcaldes, médicos, presidentes de audiencias, profesionales de todo tipo y ciudadanos en general. De sus empleados de antes y de ahora destaca la gran afinidad con todos ellos, “para nosotros es importante tener buena sintonía y trabajar disfrutando”.

Izq.: El primer local que estuvo situado en la calle Belchite, 3, en el año 1986. Centro: Actual peluquería en el pasaje Alcor de la plaza Mayor. Dcha.: En un desfile de novias.

Para Manuel Peluqueros, su mejor etapa ha sido de 2014 para acá, tras la crisis económica de 2009, donde han tirado de ilusión y de redes sociales “hemos conseguido funcionar medianamente bien con unos productos que nos dan ese plus diferente al resto de profesionales”.

No es probable una nueva generación de Manuel Peluqueros, su nieta apunta maneras, pero solo tiene 6 años. Sus hijos se dedican a otras profesiones de la rama sanitaria, quizá porque se les quedara grabado, en concreto a su hija, aquello que le decían sus padres de que no eran ricos cuando ella quería comprar esto, eso, aquello y lo de más allá. Un día, nos cuenta Manuel, una señora le preguntó a la hija, cuando era niña, qué quería ser de mayor, si iba a ser peluquera, y le contestó: “No, no quiero ser pobre”.

Anécdotas aparte, sus padres continúan trabajando en la peluquería y ayudando al sector, como vocales de PymeReal, defendiendo la impecable responsabilidad en pandemia de todos los salones de peluquería y estética y reivindicando una bajada del IVA del 21 al 10% para que pueda sobrevivir el mayor número posible de locales más allá de la era COVID-19.

Texto: Oliva Carretero

Fotos: Cedidas por Manuel Peluqueros