A principios de la década de los 70 se comenzó en Rusia un proyecto titánico, consistente en realizar un hoyo en la tierra tan profundo que pudiese atravesar la corteza terrestre, situada a unos 30 km de profundidad en esta zona. Bautizado como pozo de Kola, la excavación está situada a aproximadamente 10 km de la ciudad de Zapolyarny, pero las elevadas temperaturas dieron al traste con el proyecto.
Las intenciones en un primer momento eran las de alcanzar al menos los 15 km de profundidad, y tras más de diez años de duro trabajo se logra establecer un nuevo récord, batiendo el de 9.582 metros que ostentaba el Pozo Bertha Rogers (Oklahoma). Pero desafortunadamente la suerte no acompañaría durante mucho tiempo a los rusos. En el año 1983, cuando el pozo de Kola ya alcanza los 12 km de profundidad, se produce un derrumbamiento en el interior y gran parte del trabajo se pierde.
Sin rendirse, los rusos comienzan a excavar de nuevo a partir de los 7 km, llegando en 1989 a los 12.262 metros de profundidad. Es en este momento cuando los trabajadores se encuentran con una barrera infranqueable, los 180 grados de temperatura dentro del túnel y la gran cantidad de fango e hidrógeno que rezuman constantemente del fondo. Pese a haber batido un récord en dos ocasiones, las zonas más profundas del pozo han quedado abandonadas.