Un ligero paseo por la historia de las barberías

Ino Crespo/Asesora de imagen

Permitidme un ligero paseo por la historia de la peluquería masculina para poder situar mejor el apogeo actual de las Barberías ahora llamadas Barber Shop u otras cosas.

Ya desde la prehistoria existía el hábito de cortarse el pelo y rasurarse la barba. Para los egipcios, los barberos eran personas distinguidas y muy respetadas, los sacerdotes tenían su propio barbero que les rasuraba todo el pelo de cara cuerpo y cabeza, ya que pensaban que contribuían a la pureza de las funciones sacerdotales.

En la antigua Grecia, esta profesión se volvió muy popular y en el siglo V a.C. Los griegos lucían un estilo de pelo rizado y barbas recortadas y onduladas, las barberías eran casi un club social donde se reunían para filosofar, hablar de política y cuidarse. El imperio romano siguió estas pautas de belleza masculinas, los hombres se hacían la manicura, pedicura, se depilaban la barba, se perfumaban y daban color a sus cabellos. Además, desde esta época los barberos hacían las funciones de cirujanos, sacamuelas, función que tiene su apogeo en la Edad Media, hasta el siglo XVI, donde los cirujanos reclaman su autoridad en la materia y se separan las funciones de cirugía y los barberos solo pueden ejercer de sacamuelas.

Las barberías decaen en su valoración social hasta el siglo XVIII, cuando vuelven a tener relevancia gracias al uso de las pelucas en hombres y mujeres, donde los barberos se convierten en peluqueros diseñadores, fabricantes y mantenedores de éstas. Con la desaparición de las pelucas, los peluqueros se acercan a lo que es la profesión de peluquería actual dando forma a los cabellos naturales y al cuidado de la barba.

A principios del siglo XX se define el papel de las barberías para los caballeros que vuelven a retomar el concepto de espacio de reunión, donde los hombres hablan de política, de fútbol y otros temas de interés. Y se afeitan y cortan el pelo a navaja. Las peluquerías son de ámbito exclusivamente femenino, de permanentes tintes y rulos, que también se convierten de alguna manera en ese club social donde las mujeres “cotilleaban”, como se decía en la época, de la sociedad de su entorno, de la familia o de las inquietudes de moda u otras curiosidades.

En este siglo XX, entre los años 70 y 80, las melenas largas como expresión de rebeldía social, la búsqueda de estéticas alternativas, tanto en arte, en arquitectura, decoración, moda, así como los cambios políticos y sociales transformó el concepto de los hombres en cuanto a su imagen, lo que provocó que los barberos quedaran fuera de juego en el manejo de unas técnicas de corte, que no eran las que dominaban.

Esto trajo como alternativa que las peluquerías femeninas evolucionaron hacia el concepto de hombre – mujer o mixtas. En los últimos treinta años, este tipo de peluquerías han tomado posiciones haciendo que miembros de una misma familia, padres, madres e hijos, tengan una misma peluquería de referencia. Y que las generaciones jóvenes ya no se plantean en ningún momento su elección de género, en su preferencia por el tipo de establecimiento que visita, sino que eligen el profesional que se acerca al estilo que quieren llevar.

Precisamente por esta necesidad de definir estilos que aparecen en nuestros días, más la importancia de descubrir alternativas comerciales nuevas del sector de las peluquerías, reaparecen las barberías de la mano de una estética exclusivamente masculina, con la barba como protagonista.

Como es un tema apasionante me he pasado de líneas, espero que os haya gustado porque el próximo capítulo seguiremos hablando de peluquería masculina, esta vez, actual. Si quieres realizar alguna consulta, puedes hacerlo en mi mail de ino@inopeluquerias.com o en el de esta revista ayeryhoyr@gmail.com