Podría pensarse que lo de tener calefacción y aire acondicionado en las viviendas es de toda la vida, pero nada más lejos de la realidad. No hace tanto tiempo que el protagonista de esta historia, de oficio calefactor, instalaba calefacciones centrales de carbón en comunidades de vecinos pudientes de Madrid. El hecho de ser un trabajador incansable, profesional, pionero, cumplidor y con visión de negocio le granjeó buenos puestos en las empresas donde trabajaba y, posteriormente, le permitió cumplir un sueño, su propia empresa: Elpidio Climatización. Todo un referente del sector en la provincia de Ciudad Real, con 48 años de trayectoria en los que han actuado en más de 10.000 hogares y más de 500 edificaciones, entre residenciales, hoteles, universidades, laboratorios, colegios, centros de salud, centros de negocios, comercios y residencias, entre otros muchos.


En los años 60, unos jóvenes Elpidio Álvarez Arenas y Sagrario Fernández Fernández, su mujer, se trasladaron a Madrid desde Santander. Él estudió formación profesional del ramo de la calefacción en la Escuela de Maestría comenzando enseguida a trabajar en empresas del sector. El actual gerente y empleado de Elpidio desde el 19 de enero de 1987, José Antonio Rodríguez García, recuerda cómo eran aquellas instalaciones: “No existían motores para el bombeo de agua, era por gravedad, con tuberías de hierro que se curvaban en fragua rellenas de arena y a golpe de martillo”, comenta Rodríguez. Poco después, Elpidio será pionero en el uso de la máquina conocida como curvadora.

Izq.: Elpidio Álvarez y Sagrario Fernández, cuando se trasladaron a carretera de Carrión, 7. Dcha.: Nave de Elpidio con flota de vehículos en los comienzos.

En un desplazamiento a Ciudad Real por trabajo, Elpidio Álvarez vio posibilidades de negocio, de ahí que en 1971 decidiera venirse a trabajar a la capital manchega, primero como encargado de Cabanes y poco después como autónomo, montando el negocio en su casa, en el número 3 de la calle Ruiz de la Hermosa (hoy calle San Francisco). Sería en 1975 cuando funda, junto a su mujer, su propia empresa; el propio fundador lo cuenta así: “Empezamos con pocos bienes, trabajábamos 12 horas diarias, en mi Seat 600 cargaba la herramienta y recorría toda la provincia para instalar calefacciones; nuestra casa servía de oficina y almacén, contratamos a nuestro primer empleado; empezamos a hacer más clientes…”. Un almacén, rememora Elpidio, que era la envidia de mucha gente, pues el orden y la buena conservación de las piezas era fundamental para la actividad eficiente de la propia empresa.


Gracias a su infatigable trabajo y al creciente negocio, Elpidio Álvarez decide trasladarse a un local cercano, en calle Ciruela, 16, donde disponían de más superficie para almacén. El único pero gran inconveniente era la descarga de camiones de material pesado. Lo recuerdan tanto Elpidio como José Antonio: “Eran camiones de material de hierro fundido, cada pieza podía pesar 50 kilos, luego había que apilarlo subiendo con una escalera de madera, aquello sí era penar de verdad; en muchas ocasiones, el material se descargaba en la estación de ferrocarril y con una furgoneta, viaje para arriba y para abajo”.


De aquella caldera alimentada por carbón ya se habían pasado a calefacciones de fuel pesado, y de fuel a gasóleo C. En los años 90, el monopolio del suministro lo poseía Campsa, “íbamos a la calle Olivo donde Campsa tenía las oficinas, te sellaban la tarjeta que entregabas al presidente de la comunidad para que Campsa diera el servicio”. Industria, además, realizaba las revisiones y control de los tanques instalados.

Membretes de Elpidio en el pasado y actualmente.


José Antonio Rodríguez iba para abogado, pero quería labrarse un porvenir y entró en Elpidio cuando contaba con 5 trabajadores. Con el tiempo, sus nupcias con una sobrina del fundador, hizo que entroncase con la familia. Visto esto, Elpidio Álvarez le dijo: “Si te haces cargo de todo lo que hay aquí, trabajando mucho, adelante”. Y así fue cómo José Antonio, empezando casi de cero, aprendiendo de los ingenieros, formándose con miles de cursos y concluyendo su preparación en la Escuela de Ingenieros de Minas de Almadén, formó parte de Elpidio y de su historia, consolidando una profesión en la que cada día aprende algo nuevo tras 36 años de profesión. Su primer proyecto fue la residencia de ancianos de la carretera de Porzuna, a la que le han seguido muchísimos más.


En la segunda mitad de los 80, Elpidio se constituye como Sociedad Limitada, primero con Elpidio Álvarez y Sagrario Fernández (no tuvieron descendencia), y más adelante, incluyendo a José Antonio como socio.


A principios de los 90, Elpidio se muda a las actuales instalaciones en el número 7 de la carretera de Carrión, con 2.000 metros cuadrados de superficie, nave de un constructor al que le hicieron la instalación. Por entonces ya contaban con los primeros carnés de gas comenzando a hacer grandes obras. Viendo las enormes posibilidades de este combustible, deciden proponer a la refinería de Repsol en Puertollano ser empresa colaboradora, “eran un poco escépticos, pero cuando vieron nuestra sede y almacén, ‘la boutique del aire’ la llamaban algunos, se quedaron entusiasmados y empezamos a colaborar, fueron años de bonanza económica para nosotros”, relata José Antonio.


En la actualidad, Elpidio S.L. cuenta con 11 empleados (antes de la crisis del Covid-19 eran 34) y siete vehículos (antes 12). Asimismo, los proyectos que realizan hoy en día distan mucho de los del pasado, de aerotermia, geotermia, placas solares…, así como microchips y controles que garantizan la eficiencia y el ahorro energético. Hasta tal punto se controla la instalación que Elpidio S.L. monitoriza la de algunos clientes, como hoteles, detectando posibles averías en el momento y solucionándolo desde el propio ordenador, como la temperatura de calderas o piscinas.

Izq.: Una de las furgonetas profesionales de Elpidio. Centro y derecha: Diferentes instalaciones y proyectos de Elpidio.


Entre los galardones recibidos destacan su certificación en 2002 y 2003 como la empresa con la mayor cifra de compra de equipos industriales de la zona centro, otorgado por Daikin en 2004 en Laponia; y una placa homenaje en 2011 de la Asociación de Empresarios de Industrias y Calefacción de Ciudad Real, de la que Elpidio fue presidente unos años.


Para Elpidio Álvarez, cuando fundó la empresa era impensable llegar a donde ha llegado, “todo ha cambiado muchísimo, en los primeros 10 o 14 años era esencial tener buen stock de piezas en almacén para disponer de ellas, porque siempre era lo mismo; pero ahora todo ha cambiado, el tipo de aparatos, la técnica, los modelos, todo…”.


A sus 89 años, sólo desea que su empresa continúe como hasta ahora, siendo un negocio serio y profesional, esperando que llegue el 50 aniversario para poder celebrarlo a lo grande. Enhorabuena, Elpidio y Sagrario por estos primeros 48 años.


Texto: Oliva Carretero Fotos: Ayer&hoy, cedidas por Elpidio