Francisco Javier Morales Hervás /
Doctor en Historia

Aunque las consecuencias de la Revolución de Octubre de 1934 no resultaron muy favorables a los partidos de izquierda que se encontraban en la oposición, tampoco fueron muy positivas para el gobierno radical-cedista, que sufrió un serio desgaste que se vio acrecentado a lo largo de 1935 como consecuencia de algunos casos de corrupción que afectaron principalmente al Partido Radical como el famoso “escándalo del estraperlo” y el “asunto Nombela”. Ante la evidente debilidad del gobierno el presidente de la República decidió convocar elecciones generales para febrero de 1936.

Contrariamente a lo que había sucedido en las anteriores elecciones generales de 1931 y 1933, en la convocatoria electoral del 16 de febrero de 1936 el resultado en la provincia de Ciudad Real fue diferente al que se produjo en el conjunto del país. En estas elecciones los partidos de izquierda decidieron concurrir unidos conformando un gran pacto electoral que se denominó Frente Popular y que ganó las elecciones a nivel nacional, superando a la derecha en poco más de un 1%. Pero en nuestra provincia la candidatura de derechas recibió más de 102.000 votos, obteniendo 8 diputados, mientras que al Frente Popular lo apoyaron unos 80.000 votantes, obteniendo tan solo 2 diputados. Los candidatos conservadores vencieron en 72 municipios de la provincia y los correspondientes al Frente Popular en 22 localidades entre las que se encontraban algunas de las más pobladas como Puertollano, Almadén, Alcázar de San Juan, Tomelloso y la capital.

A la izquierda publicidad del Frente Popular pidiendo el voto. A la derecha cartel de Izquierda Republicana en la que se plasma gráficamente el enfrentamiento entre las distintas posturas en el campo español.

Una de las primeras medidas que adoptó el nuevo gobierno fue decretar una amplia amnistía, que en nuestra provincia benefició a unos 70 presos, entre los que destacaban los militantes de izquierda que habían sido condenados a principios de enero de ese mismo año por los hechos violentos producidos en el contexto de la Revolución de Octubre de 1934 en localidades como Valdepeñas, Agudo y, sobre todo, Abenójar. El gobierno del Frente Popular tuvo que afrontar una situación muy convulsa, de hecho, los cinco meses que transcurrieron entre las elecciones y el golpe de Estado de julio fueron un período muy conflictivo, pues, por un lado, la derecha no acababa de aceptar los resultados electorales y, por otro, muchos de los que habían apoyado al Frente Popular querían que las reformas que llevaban esperando tanto tiempo se implantaran con urgencia.

En una provincia eminentemente rural como la nuestra el campo fue el principal foco de desorden y malestar. Se retomó la Ley de Reforma Agraria, acelerándose el proceso de asentamiento de campesinos, hasta el punto de que entre marzo y julio se distribuyó más tierras a los jornaleros del campo que durante el resto del tiempo que duró la Segunda República. No obstante, las duras condiciones laborales de muchos trabajadores del campo y el desacuerdo de los propietarios con esta ley acabarían por provocar enfrentamientos entre representantes de organizaciones obreras y de la patronal, sobre todo cuando desde la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra se animó a sus afiliados a que ocuparan tierras directamente, sin esperar las resoluciones del IRA (Instituto de Reforma Agraria).

A la izquierda, gráfico que muestra el reparto de escaños. A la derecha, candidatura dentro del Frente Nacional, de Falange Española, encabezada por José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia.

En numerosas localidades de nuestra provincia la tensión entre grupos exaltados de derecha e izquierda fue en progresivo aumento, pasando al principio de pequeñas reyertas a situaciones más tensas en las que el derramamiento de sangre empezó a ser frecuente. El 25 de marzo un militante socialista murió en Malagón tras una protesta laboral. A partir de mayo los incidentes graves se sucedieron con mayor intensidad. Así, por ejemplo, el primer día de ese mes en Valenzuela falangistas y socialistas cruzaron varios disparos, resultando heridos tres falangistas. El día 3 el jefe local de Falange de Calzada de Calatrava murió en un enfrentamiento con militantes de izquierda. El día 25 en un enfrentamiento entre falangistas e izquierdistas en Miguelturra resultó herido de gravedad un militante socialista. El día 27 en Puertollano unos anarquistas dispararon por la espalda a un falangista, que murió unos días más tarde. La desconfianza y la agresividad verbal iban en aumento. Se iba haciendo más frecuente contemplar en las localidades más importantes ciertos alardes de las juventudes de extrema izquierda y extrema derecha, que, ataviadas con uniformes paramilitares, querían hacer patente su fortaleza ante los adversarios políticos. La intolerancia y la creciente tensión iban dejando cada vez menos margen a una convivencia pacífica.