El 11 de febrero de 1873 se producía la abdicación de Amadeo de Saboya y ese mismo día las Cortes proclamaron la Primera República. En mayo de ese mismo año se celebraron elecciones a Cortes Constituyentes, en las que, de nuevo, en nuestra provincia se siguió la tendencia política adoptada mayoritariamente a nivel nacional, por lo que resultaron vencedoras las candidaturas republicanas, que obtuvieron los 6 diputados correspondientes a Ciudad Real. Este triunfo se debió, en gran medida, al retraimiento que experimentaron los partidos tradicionales tras la proclamación de la República, pero, además refleja que, a pesar del cambio de régimen, las elites políticas seguían ejerciendo un claro control sobre las convocatorias electorales, y, por lo tanto, el triunfo de los candidatos republicanos no debe ser interpretado como consecuencia de una fuerte implantación del republicanismo en nuestras tierras. No obstante, hay que reseñar que prácticamente desde los inicios del Sexenio Democrático ya empezaron a crearse comités republicanos en algunos municipios que contaban con cierto desarrollo económico y cultural como Alcázar de San Juan, Villanueva de los Infantes, Valdepeñas, Villarrubia de los Ojos y la capital. Además, desde estos núcleos se impulsó la realización de actos en favor del republicanismo en localidades como Almagro, Chillón, Membrilla y Moral de Calatrava.
La orientación mayoritaria de los republicanos en nuestra provincia fue la partidaria del federalismo. En septiembre de 1869 se produjo una reunión en Alcázar de San Juan de destacados republicanos procedentes de algunas de las provincias que actualmente constituyen Castilla-La Mancha y cuya finalidad era formalizar el “pacto federal manchego”. A pesar de no ser muy numerosos, los republicanos de nuestra provincia desarrollaron una notable actividad y mostraron una importante capacidad de organización y de convocatoria. En otoño de 1869 republicanos de localidades como Manzanares, Valdepeñas, Villarrubia de los Ojos y Alcázar de San Juan promovieron diversas algaradas para unirse a las insurrecciones desarrolladas en diversos lugares de España, lo que llevó a Joaquín Ibarrola, Gobernador Civil de Ciudad Real, a ordenar el cierre de los comités republicanos de estos municipios.
En 1872 los republicanos volvieron a impulsar otras insurrecciones en nuestro país, que empezaron hacia primavera, aunque adquirieron mayor relevancia hacia finales de año. Estos movimientos, de nuevo, también tuvieron seguimiento en nuestra provincia, destacando especialmente la incidencia alcanzada en dos áreas: por el norte, en la zona de los Montes de Toledo desde Malagón hasta Alcázar de San Juan, y por el sur, desde Manzanares a Almuradiel; en ambos ámbitos las partidas republicanas intentaban controlar las vías de comunicación, especialmente el paso estratégico de Despeñaperros. La proclamación de la Primera República no logró llevar la tranquilidad a las filas republicanas, que se encontraban divididas en diversas facciones. Además, muchos de los auténticos republicanos tuvieron la sensación de que la victoria de las candidaturas republicanas en las elecciones de mayo de 1873 no era realmente el resultado de los anhelos republicanos sino que, en el fondo, expresaba la intención de los grupos de poder de seguir controlando las bases de la política nacional.
Los once meses que duró la primera experiencia republicana en nuestro país fueron muy convulsos y una prueba de ello es que en este corto período de tiempo se sucedieron cuatro presidentes de la República diferentes. Esta inestabilidad, que alcanzaría su máxima expresión con el desarrollo del fenómeno del cantonalismo, acabaría provocando la reacción de los sectores más moderados de la sociedad, que se expresaría en el golpe de Estado protagonizado por el general Pavía el 3 de enero de 1874, que daría paso a la dictadura del general Serrano. En nuestra provincia, en líneas generales, se aceptó el pronunciamiento del general Pavía, aunque hubo algunos pequeños brotes de resistencia y protesta como el levantamiento protagonizado el día 6 de enero por el cuerpo de vigilancia de la capital y los provocados por partidas de republicanos federalistas en las cercanías de Venta de Cárdenas y en el entorno de Manzanares, probablemente constituidas por restos de grupos cantonalistas disueltos, procedentes de áreas de Andalucía, Murcia e, incluso, de localidades de nuestra actual comunidad autónoma como Almansa y Camuñas.