La presidenta nacional de AFAMMER ha comparecido en la Comisión de Seguimiento y Evaluación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género en el Senado.

Carmen Quintanilla ha analizado la situación de especial vulnerabilidad que sufren las víctimas de violencia de género en el medio rural; ha analizado la incidencia y la aplicación del Pacto de Estado; y ha planteado iniciativas para impulsarlo a la hora de acabar con la violencia que sufren las mujeres.

Comenzó recordando a las 14 mujeres y los dos menores asesinados víctimas de la violencia machista a lo largo de 2021. Y los 6 huérfanos que han perdido a sus madres por esta lacra. Destaca que 5 de las 13 mujeres asesinadas residían en municipios de menos de 10.000 habitantes.

“Hoy la mujer rural ya no es invisible pero todavía son muchos los retos y barreras que a día de hoy tenemos que derribar. Y sin duda, acabar con la violencia que sufren la mujeres sigue siendo el principal caballo de batalla para AFAMMER”, destaca.

Añade que a pesar de los avances, la ruptura del silencio en torno a la violencia machista sigue siendo mayor en las zonas rurales. “El porcentaje de mujeres que denuncia su situación disminuye a medida que baja el número de habitantes de las localidades en las que residen. Viven en círculos cerrados donde todo el mundo se conoce y en muchos casos no cuentan con juzgado, puesto de la guardia civil, centros de salud ni centros de atención a la mujer”.

Así mismo, señala la fuerte masculinización de las zonas rurales como una dificultad añadida que manifiesta que todavía existe desigualdad.

“El Pacto de Estado: una gran oportunidad para erradicar la violencia que sufren las mujeres”

Quintanilla hizo un recorrido legislativo por todas las leyes en materia de igualdad que se elaboraron antes del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. En este sentido afirmó que como presidenta de AFAMMER, organización que cuenta con Estatus Consultivo Especial en Naciones Unidas, ha tenido la oportunidad de llevar la voz de las mujeres rurales ante la comunidad internacional donde afirma España es considerado un país referente en materia de igualdad.

“Hasta la elaboración de este Pacto nunca antes un Gobierno se había comprometido tanto contra la violencia de género. Fue un sí histórico en la vida de las mujeres y esto no hubiera sido posible sin el acuerdo de los grupos parlamentarios, de las comunidades autónomas, de los ayuntamientos y sin las organizaciones de la sociedad civil”, matiza.

Sin embargo, Considera que aunque ha habido algunos avances tras el Pacto de Estado, su implementación está siendo lenta pues tan solo se han implementado el 25% de las medidas, aunque reconoce que la pandemia del coronavirus ha dificultado su implementación.

“Es un Pacto que le dice a las mujeres que sí hay salida contra la violencia porque es posible una nueva vida, por ello, no podemos pasar la oportunidad de desaprovechar un instrumento tan útil para erradicar la violencia que sufren las mujeres”, afirma.

 “La creación de empleo rompe las cadenas de la violencia machista”

Quintanilla aportó algunas líneas de actuación basadas en los 10 ejes del Pacto de Estado. En este sentido, considera que es necesario seguir impulsando campañas de sensibilización y concienciación contra la violencia de género en el medio rural, y puso como ejemplo la campaña “Nunca es tarde para volver a volar” impulsado por AFAMMER donde una mujer rural ejemplifica que es posible salir de la violencia doméstica.

En cuanto a la mejora de la respuesta institucional a las víctimas a través de la coordinación y el trabajo en red pide una mayor organización del presupuesto que haga efectivo los protocolos municipales; que se refuerce la presencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad en las zonas rurales; establecer de forma permanente o itinerante redes o servicios de atención social, sanitaria,  unidades de apoyo judicial y policial en pequeños municipios, impulsando el procedimiento de ventanilla única en zonas rurales para agilizar los trámites administrativos.

Sobre el perfeccionamiento de la asistencia, ayuda y protección que se ofrece a las mujeres víctimas de la violencia de género y a sus hijos e hijas, considera que no se está incrementando lo suficiente el número de centros de y/o de información, en coordinación con las comunidades autónomas como establece el artículo 129 del Pacto.

Por ello, insta a potenciar y coordinar adecuadamente los recursos existentes y el acceso a los mismos de todas las mujeres, con especial atención a los colectivos de mujeres más vulnerables como las mujeres mayores o las mujeres que residan en zonas rurales, así como revisar y reforzar los protocolos sanitarios para saber se han convertido en un espacio de detección como especifica el eje 3.

Así mismo, considera necesario realizar los informes pertinentes para saber que se ha hecho en materia de formación de los distintos agentes para saber si realmente se está dando una respuesta adaptadas a las especiales dificultades de las mujeres que sufren violencia machista.

Por otra parte, en la mejora del conocimiento como complemento indispensable para contribuir de forma eficaz a la lucha contra todos los tipos de violencia que se ejercen contra las mujeres en el ámbito de aplicación del Convenio de Estambul, considera que son necesarias más medidas para luchar contra la violencia de género fuera del ámbito de la pareja.

“Pedimos mayor compromiso a la hora de asegurar el seguimiento estadístico de todos los tipos de violencia sobre las mujeres, teniendo en cuenta variables como la edad, la dio la incidencia en el mundo rural. Es decir, contar con datos más fiables, completos y detallados sobre sus formas, incidencia, causas y consecuencias”, solicita.

Por ello, pide un diagnóstico más exhaustivo en materia de igualdad en el medio rural pues el último contiene datos anteriores a 2011. “Estas estadísticas son más importantes que nunca, sobre todo si tenemos en cuenta que la pandemia del coronavirus ha aumentado la desigualdad”.

Por otro lado, destaca la necesidad de que se sigan fomentando más ayudas públicas de empleo y formación destinadas a mujeres que sufren violencia de género en el medio rural para facilitar así su salida del maltrato, en colaboración con las organizaciones de mujeres del medio rural.

Quintanilla finalizó su intervención lanzando un mensaje de esperanza a las víctimas. “Quiero decirle a estas mujeres que no están solas, y que AFAMMER seguirá trabajando mientras haya una sola víctima de violencia. Tienen que denunciar su situación porque una vida de maltrato es una vida perdida”.