Miguel Alberdi - Decorador

Miguel Alberdi. Decorador

Como hemos visto en anteriores entregas la decoración es mucho más que dejar un inmueble bonito. No sólo trata de colores, diseños y volúmenes. También lleva asociada una parte práctica que nunca debemos olvidar. Y mucho menos cuando, como en este caso, se trata de algo tan especial como una habitación infantil. En primer lugar debemos tener en cuenta que es necesario meterse en su mente, en su mundo; en segundo, que debe servir para varios años y que, con el paso del tiempo la decoración también debe cambiar. Pero sobre todo que a la hora de decorar una habitación infantil es muy importante garantizar el bienestar de un niño.

Aunque en este caso la estética es importante no debemos olvidarnos de tres factores primordiales: el espacio del que disponemos, la flexibilidad –ese cambio al que nos referíamos antes- y la seguridad. El niño no será siempre un bebé, por eso la flexibilidad es primordial para que la decoración de la habitación del niño pueda crecer al mismo ritmo que él. El cambio de la habitación de bebé a la habitación de niño se produce hacia los 3 años y coincide con el paso de la cuna a la cama y con la escolarización. Si hemos sido previsores este cambio no será traumático ni para el niño ni para nuestro bolsillo.

La primera decisión que hemos de tomar nos la plantea el color. Lo habitual es que, tanto si es niño como niña, las paredes deben ser de colores suaves y tonos pastel pálidos, ya que estos colores se asocian a tranquilidad. Verde, ocre, beige, amarillo pálido, lila pálido… pueden ser opciones interesantes al binomio tradicional del azul o del rosa. De todas formas, si se quiere mantener esta costumbre podemos jugar con diversas tonalidades de ambos colores.

Habitación infantil IKEA

Habitación infantil / Catálogo IKEA 2015

Si la habitación es para un bebé, el mobiliario ha de ser más sencillo, y bastará con la cuna, un cambiador, un armario, una estantería y un asiento (butaca o silla) para la persona que cuide al niño. No debemos olvidar lo importante que es la iluminación, Una será general, fuerte, que se utilizará menos a no ser que la habitación no tenga luz natural; pero habrá otra, mucho más suave, que estará especialmente indicada para la noche, bien para tranquilizar al bebé, bien para facilitar su sueño. Cuando el niño crezca, hacia los 3 años, esta pequeña luz se irá sustituyendo por una luz directa de escritorio.

Este nuevo espacio, el escritorio será imprescindible para que el niño juegue, dibuje y más adelante estudie. Si la habitación es pequeña este espacio podrá ir debajo de una cama elevada, aunque para que sea segura tendremos que esperar hasta los 6 años más o menos.

Estéticamente los muebles deben hacer juego con el resto de la habitación, y se recomienda que sean de tonalidades claras. Lo mismo ocurre con las alfombras, moquetas y cortinas. Finalmente volvemos al criterio de la seguridad: Poned cortinas sólo si son estrictamente necesarias y que no lleguen al suelo, porque cuando el niño empiece a gatear se agarrará a ellas y corre el peligro de que le caiga encima la barra. La seguridad siempre por encima de criterios estéticos: enchufes protegidos, cortinas y ropa de cama de tejidos no inflamables, muebles con cantos redondeados y siempre anclados a la pared.