Durante años el balón Mikasa estuvo presente en todos los campos de fútbol de tierra en las competiciones amateur. Controlarlo con el pecho, golpearlo con la cabeza o ponerse delante de él en una barrera en pleno invierno no era tarea fácil. Este balón marcó, nunca mejor dicho, a varias generaciones de los 70, los 80 y los 90, amargando la vida de muchos porteros que tenían que aguantar el tipo cuando un balonazo se les venía, “no te pongas guantes y verás” se murmuraba. Y es que, el modelo FT-5 de Mikasa, el más conocido, no era un balón de fútbol cualquiera, era más bien una auténtica roca. Pero, ¿qué lo hace tan duro? La compañía utiliza un cuero especial en su exterior, pero su mayor dureza está en el interior, donde se utilizan varias capas de devanado de nailon enrolladas en diferentes direcciones, consiguiendo así una superficie externa de gran dureza, precisamente para evitar su deformación, o pinchazo, siendo su prioridad precisamente la de que tenga una larga duración y pueda jugarse en las condiciones y terrenos más duros como los campos de tierra. Este “balón irrompible” se sigue fabricando y vendiendo a día de hoy.