Carlos Peña Sánchez /
Agente de Helvetia Seguros

En un accidente de tráfico, tras valorar los daños personales que se hayan podido producir, una de las tareas más importantes que realizan los peritos es comprobar el estado en el que han quedado los vehículos (o el vehículo) implicados para evaluar los daños que han sufrido y poder determinar cuál ha sido la causa del siniestro.

A veces, algunos percances son tan graves que no merece la pena reparar los vehículos, ya que el arreglo puede ser muy elevado. Entonces, son declarados como siniestro total y no hay más remedio que despedirse de ellos. Pero, en ese caso, ¿qué indemnización les corresponde a los propietarios?

Eso dependerá de las condiciones acordadas en cada póliza. La mayoría de las aseguradoras tienen en cuenta el valor venal del vehículo. Este concepto, del que seguro que habrás oído hablar en más de una ocasión, no es más que el valor que tiene el vehículo asegurado en el mercado justo en el momento anterior a la ocurrencia del siniestro. Por tanto, podemos decir que es el precio que tendría en el mercado de segunda mano si se hubiera vendido unos minutos antes de sufrir el percance.

A la hora de establecer el valor venal se tienen en cuenta diferentes conceptos como la antigüedad, la marca, el modelo o las características del vehículo. Además, también se consideran todos los elementos extra que incluye el vehículo y que se han declarado en la póliza, como puede ser, por ejemplo, un alerón o un parachoques personalizado.

Los kilómetros que haya recorrido el vehículo o su estado de mantenimiento no influyen en el valor venal. Estas cuestiones no se tienen en cuenta.

La realidad es que todos los vehículos tienen un determinado valor venal que, a medida que pasan los años, va descendiendo. De manera que, cuanto más antiguo sea, menor será la indemnización que el asegurado recibirá por él en caso de ser declarado siniestro total. Para establecer este valor, Helvetia Seguros se guía por lo que recoge el boletín Ganvam de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios.

Por otra parte, conviene no confundir el valor venal con el valor de nuevo, ya que éste último es el precio de venta al público que tiene un vehículo cuando es completamente nuevo, incluyendo los impuestos que lo hacen apto para la circulación (excepto cuando estos son fiscalmente deducibles para el propietario).