He sido autónomo toda mi vida y mis hijos van por el mismo camino, por lo que no valen lamentaciones”. Así de rotundo y claro es Agustín Puebla Coello, nieto e hijo de herreros, y fundador de la empresa familiar Puebla Larache de Ciudad Real, fabricantes de aluminio, PVC, hierro, cristal y carpintería metálica, además de comercializadores de baños, mamparas, puertas de seguridad, toldos o mosquiteras.


“Yo soy la tercera generación, mis hijos la cuarta”, afirma orgulloso Agustín que, con apenas 20 años recién cumplidos, casado y con un bebé en brazos, decidió venir a la capital a “expandir” el negocio que su abuelo y su padre le habían enseñado en Carrión de Calatrava, donde contaban con fragua y taller.

Izq.: Agustín Puebla Coello y Encarnación Muñoz con sus hijos Agustín, Encarnación y Ana Belén. Centro: Factura por 25 pesetas y 75 céntimos de 1937 del taller del abuelo de Agustín Puebla Coello. Dcha.: La familia Puebla Muñoz en una celebración.


De su abuelo, Juan Puebla Salcedo, apenas tiene recuerdos: “tenía diez años cuando murió, me dejaba soplar el fuelle de la fragua y me mandaba a hacer recados, a por tabaco”. En el taller de su padre, Agustín Puebla Negrillo, aprendió el oficio de herrero, “se hacían aperos de labranza, arados, ruedas de carros y poco a poco el negocio iba creciendo”. Allí descubrió la soldadura, “ahorrábamos tiempo, costes y trabajo; porque antes los trabajos se pegaban con una pasta candente que se calentaba en la fragua”, explica Agustín. Añora la antigua escuela en la que chavales de 14 o 15 años se formaban como aprendices para poder tener un oficio al regreso del servicio militar, “ahora no hay profesionales de esto ni de nada”, se lamenta Agustín, que ha presidido la Asociación Provincial de Siderometalurgia durante muchos años y ha formado parte de la Cámara de Comercio o de la Federación española del sector, entre otros cargos.


Agustín fundó su empresa, denominada en principio A. Puebla Larache, en 1977, hace 45 años. Nunca se ha movido del barrio de Larache y de su polígono, ha visto todos los cambios y fases del parque empresarial; tal es la dedicación hacia este lugar que lo puso en el nombre de su negocio, protegido por San José Obrero, el mismo santo que el del barrio. En primer lugar se instalaron en una casa compartida con otros dos vecinos en la carretera de Fuensanta, 7, allí hacía sus trabajos y poco a poco iba adquiriendo más espacio hasta llegar a 900 metros cuadrados. Echado el cierre en la primera sede, se trasladaron a la calle Tetuán donde adquirieron un local de 500 m2, con exposición y tienda dedicada solo a forja y muebles de baño. Con la crisis de 2008 tuvo que cerrar el establecimiento, trasladándose en 1998 a las instalaciones actuales, en calle La Solana, 14, del polígono de Larache.

Izq.: Agustín Puebla junto a sus hijos y yerno en la actual sede con el cartel de la primera sede. Centro: En la temporada 1993-94 con el equipo de aficionados de fútbol de la Liga de Tiempo Libre que patrocinó la empresa y del que Agustín Puebla fue presidente. Dcha.: Segunda sede de la empresa en calle Tetuán, 14 con el primer logo.


Dicha crisis (su empresa va ligada a la construcción) le obligó también a reducir plantilla, de 10 a 4 trabajadores, todos de la familia: sus hijos Agustín y Ana Belén Puebla Muñoz, y su yerno Eduardo García, que comparten rachas buenas y malas en el trabajo desde hace más de 30, 25 y 15 años respectivamente. Hay una quinta persona que no está físicamente en la empresa pero es el alma máter de la misma. Se trata de Encarnación Muñoz Granados, esposa del fundador, ella ha sido el pilar fundamental durante los más de 50 años de vida con su esposo, “siempre me ha aconsejado bien y me ha alertado para no meterme demasiado; pero ante cualquier decisión, me ha apoyado en todo”, comenta Agustín padre. A lo que Ana Belén recalca, “mientras nosotros estamos en el negocio, ella está ejerciendo de abuela criando y cuidando de los nietos de la familia, que son, de mayor a menor, Lucía, Belén, Marcos, Guillermo, Pablo y Rodrigo”.

Cuarta generación.- Esta cuarta generación en Puebla Larache (se le ha quitado la A inicial al logo) continúa el camino de su padre, que subraya la ilusión y el enorme orgullo que supone trabajar al lado de sus hijos y de su yerno o medio hijo. “Yo soy autónomo y ellos también, no hemos tenido nunca horario, pero ahora intentamos marcar uno para que no se haga interminable”. Ana Belén Puebla, responsable de administración, contabilidad y marketing, destaca la evolución de la empresa, “de pequeña recuerdo ver a mi padre en un pequeño espacio trabajando con un martillo, y ahora con su esfuerzo y el de todos nosotros, hemos conseguido llegar hasta aquí”.

En estas imágenes, taller antiguo en calle Tetuán, 14 en los 90 y expositor en una de las primeras ediciones de Expohogar en el pabellón ferial de Ciudad Real.


En el anecdotario de esta empresa consolidada y muy conocida en Ciudad Real y alrededores hay de todo, cosas buenas y otras no tanto. El fundador nos cita dos de ellas, cuanto menos curiosas: “En cierta ocasión no nos contrataron una obra porque, sorprendentemente, dijeron que nuestro presupuesto era muy barato; en otro encargo llegamos a una casa para instalar el ventanal solicitado, pero regresamos al taller con todo, el cliente adujo que no había pedido ningún ventanal”. En este sentido, Agustín Puebla Coello señala que cada día sucede algo nuevo porque afortunadamente llegan nuevos clientes que se suman a una clientela muy fiel, alguna de segunda generación.


Enhorabuena a toda la familia Puebla Muñoz por su dilatada trayectoria empresarial ligada a un entrañable barrio de Ciudad Real. Y a por el cincuenta aniversario.


Texto: Oliva Carretero Ruiz
Fotos: Ayer&hoy, cedidas por Puebla Larache