Como buen bolañego, Julio Chacón Ruiz (16-2-1924) era un comerciante nato, compraba por los pueblos en cantidad y vendía al pormenor quesos, huevos, pollos, gallinas, lo que surgía, acompañado de su bicicleta; hasta que se cruzó en su mente la idea de producir algo y venderlo. ¿A quién no le gustan las patatas fritas?, pensó, y dicho y hecho. Con su mujer, Albérica Aranda Clemente (21-1-1927), se puso manos a la obra en su casa. Cortaba a cuchillo las patatas, muy fino, para después freírlas en abundante aceite en una sartén con la estufa de leña de la casa; las envolvía en capiruchos de papel que luego vendía en la plaza del pueblo con su familia, a 50 céntimos y a una peseta. Enseguida, el incipiente negocio fructificó y pasó de vender sólo en Bolaños a hacer un reparto en bares de pueblos de alrededor. Sin horarios, hiciese frío o calor, el fundador de Productos Chacón no fallaba ningún día, recorriendo en moto las rutas ya trazadas.
Con empeño, sacrificio y trabajo a raudales, en 1963 comenzó de la nada y se gestó lo que 60 años después es una empresa familiar competitiva, a pleno rendimiento y con 12 trabajadores en plantilla. Productos Chacón, con sede en Bolaños, calle Mínimas, 30-32, es conocida y reconocida en todo el país por la alta calidad y fabricación puramente natural de sus patatas fritas, cortezas y frutos secos.
Los hijos de Julio y Albérica, Julio, María Luisa y Antonio Chacón Aranda, han crecido “entre patatas fritas”, tomando mayor responsabilidad en el negocio conforme iban creciendo y haciéndose adultos. En la actualidad, con los padres lamentablemente ya desaparecidos y Julio y María Luisa jubilados, continúa el negocio el hijo menor, Antonio, como gerente, acompañado de la tercera generación de Productos Chacón, su hijo Alejandro Chacón Escobar; los hijos de Julio: Julio y Ángel Chacón González; y la hija de María Luisa, Ana Isabel Ruiz Chacón.
De la casa familiar a unas instalaciones de 1.800 m2.- Volvamos al fundador. La creciente demanda de su producto le obligó a especializarse cada vez más y a necesitar más ayuda. Según nos cuenta su hijo menor, Antonio, “mi padre compró una sartén grande que posaba en un bidón que preparó para la leña, fabricó unas mandolinas caseras para poder cortar, recuerdo de niño cortar con eso, si te pasabas un poco te llevabas la mano”. Para el reparto, adquirió una DKV 800 y en 1968 un furgón Mercedes nuevo que conducía otra persona porque no tenía carné de conducir. Por aquel entonces contaba con 3 trabajadores para envasar a mano los productos.
La casa de Julio y Albérica ya era una fábrica a pequeña escala. Hasta 1985, en que se mudaron a las actuales instalaciones de la calle Ánimas, número 30, de Bolaños, el trabajo se desarrollaba en una superficie de 150 metros cuadrados donde 3 empleados envasaban a mano y pegaban las bolsas de patatas fritas sobre una larga mesa. También se tostaban y envasaban frutos secos, otra de las grandes referencias de Productos Chacón. El cambio de sede lo explica así Antonio: “Nuestro hogar se quedó pequeño, nos vinimos aquí donde tenemos 1.800 m2, en su momento nos pareció enorme pero ahora nos falta espacio”. En 2015, la Asociación Bolañega de Empresarios y Autónomos (ABEA) entregó un premio al fundador de Productos Chacón, en 1986 en Madrid recogió un trofeo a la mejor calidad y servicio.
Ya en la nueva sede, adquirieron una freidora industrial de patatas y una máquina envasadora semiautomática que permitió ampliar la producción y a su vez hacer crecer la plantilla hasta los 8 trabajadores. Hoy en día, Productos Chacón cuenta con freidoras y varias envasadora automáticas, y un amplio número de referencias y en formatos diferentes, está presente en toda Castilla-La Mancha, Madrid y Baleares en el canal Horeca, tiendas y centros comerciales.
Antonio Chacón subraya que los procesos y la tecnología les han permitido agilizar la fabricación, “entra la patata entera y sale lista para envasar”, pero la forma de hacerlo viene a ser casi lo mismo. Y con muchos productos nuevos, aunque lo que más se vende es lo tradicional de siempre, las patatas fritas y cortezas. Al día se pueden freír en crudo unos 3.000 kilos de patatas, “somos pequeños, intentamos mantener siempre nuestra calidad, no utilizamos nada de conservantes ni colorantes, salvo la patata revientalobos picante, pero el 95% de los productos es sin conservantes ni aditivos, sólo patata, aceite y sal”, explica.
Como empresa de alimentación, Productos Chacón no cerró en pandemia, siguió con la fabricación, el reparto y atendiendo a la gente, aunque redujo su venta en un 40 % manteniendo toda la plantilla, “ha costado mucho sacrificio salir a flote, no hemos recibido ningún tipo de ayuda ni rebaja de Seguridad Social ni nada, es muy complicado”, lamenta Antonio.
El objetivo de Productos Chacón, con una gran tienda en sus instalaciones, no es otro que mantener la confianza de sus clientes, trabajando por la calidad, con una maquinaria moderna, una plantilla profesional y especializada, y con el ánimo de seguir enseñando y mostrando su negocio y el proceso de fabricación a todos los colegios, asociaciones y visitantes que deseen conocer un pedacito de su historia. Productos Chacón, enhorabuena, a por otros 60 más.
Texto: Oliva Carretero Fotos: Cedidas por la empresa