En sus 13 años de trayectoria, la panadería-cafetería La Ibizenca –situada en la calle Tinte esquina con Ramírez de Arellano- se ha convertido en un bien necesario para los negocios de la zona, para el profesorado del colegio situado enfrente –los salesianos de Hermano Gárate-, para los vecinos que tienen a poca distancia buen pan y ricos bollos caseros y dulces artesanos, así como para todos los que van de paso porque sirven uno de los mejores cafés de origen italiano y unos cruasanes recién hechos que quitan el sentido.

La Ibizenca lo regentan Elisabeth Mercè Torelló Escrivá y Tomás Miguel Donoso Palacio, una pareja trabajadora que luchó por crear este tipo de negocio cuando apenas existía algo similar en Ciudad Real. Comenzaron con la panadería y la venta de chuches para con el tiempo poder montar la cafetería. Los inicios fueron duros, reconoce Tomás Miguel, pero La Ibizenca ha conseguido hacerse un hueco con cuatro postulados sencillos pero fundamentales: gran dedicación, productos de calidad superior, buenos precios y, sobre todo, buenísima atención al cliente.

En su expositor de panadería siempre han estado los mejores panes y dulces artesanos de la tierra, de establecimientos provenientes de localidades de tradición panadera de la provincia, que se completa con una exquisita oferta propia, tanto de pan como de bollos. Famosos son sus cruasanes, mini-cruasanes o napolitanas de chocolate caseros, sin olvidar las estrellas de la casa, sus empanadillas de pisto y las de atún, que están ¡para chuparse los dedos! En cafetería miman el café, de origen italiano 100% natural, las leches son de primera calidad y, como hemos dicho, bollería casera, en cuya elaboración se emplean mantequillas de primera calidad.

Durante esta pandemia por coronavirus, Tomás Miguel y Elisabeth continuarán luchando como hasta ahora, cuidando al máximo todas las restricciones sanitarias para evitar aglomeraciones, como durante el tiempo de nivel 3 en el que no han podido servir en su amplia terraza y era todo para llevar. La Ibizenca está abierta de lunes a sábado, mañana y tarde, salvo la hora de la comida de 15 a 17 horas, aunque, como bien dice Tomás Miguel “estaremos abiertos siempre que haya algún cliente que atender”.