Los machos de la avutarda ingieren veneno por amor. Y no es una exageración romántica. Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que estos galanes emplumados consumen dos especies de coleópteros que son evitados por la mayoría de depredadores por su contenido en cantaridina, un compuesto muy tóxico que incluso en pequeñas dosis puede matar a la mayoría de los animales, incluido el hombre. Sin embargo, a estas aves les aporta un doble beneficio: por un lado, les sirve para eliminar sus parásitos internos pero además, y esto es lo curioso, les ayuda a parecer más sanos y fuertes ante las hembras, lo que les permite lograr un mayor éxito reproductivo. Es decir, estos machos se automedican para resultar más atractivos.