El Ayuntamiento de Granada, como propietario y concesionario de la nieve de todo el macizo montañoso desde 1590, se vio obligado a desprenderse de este servicio hacia 1855, a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal. En diciembre de 1871 fue vendida la propiedad de la nieve de Sierra Nevada a la persona que ya llevaba dos años explotando el negocio por adjudicación municipal. Las 125.500 pesetas en que se valoró toda la nieve serían pagadas por Diego García al Estado. Diego del Real en realidad fue testaferro visible de una sociedad familiar en la que los verdaderos inversores fueron su suegro, Antonio Francisco Fernández Domínguez, y su cuñado, Francisco Fernández Sánchez. Los primeros años de venta de nieve que siguieron a 1871 debieron discurrir con normalidad, pero la bonanza no se iba a prolongar mucho más, ya que a la nieve de la Sierra le había salido un durísimo competidor: El hielo artificial. En el año 1915, inmersos en un negocio que era cada vez menos rentable, entra en la empresa el castellonense José Carrera Mata, que unificó la gestión de todos los socios bajo su única administración. José Carrera Mata continuó siendo el propietario de toda la nieve de la Sierra, hasta su fallecimiento en 1978. La propiedad de aquel ancestral derecho, adquirido por subasta del Estado, continúa estando en manos de sus herederos/as.