Juan Castell Monsalve / Médico y escritor*

La situación actual de la pandemia, lejos está de atisbar su control o eliminación. Aunque cierto es que las coberturas de vacunación en nuestro país están actualmente en más de un 60% en pauta completa y un pequeño porcentaje más al menos con una dosis, esto significa que solo poco más de un cincuenta por ciento de la población sería inmune al virus.

Hay que tener en cuenta que la población por debajo de 12 años no es susceptible de ser vacunada, a pesar de que con las vacunas que emplean el ARN mensajero se están llevando a cabo ensayos clínicos en varios países (incluida España) para testar la eficacia y seguridad de las vacunas en ese grupo de edad. Este grupo representa en España el 11% de la población, lo que significa que, aunque llegásemos al 70% de la población diana vacunada, seguiría habiendo más de un cuarenta por ciento de población sin vacunar.

Se habla de la inmunidad de rebaño o de grupo, pero en esta pandemia no sabemos cuál puede ser la cifra de cobertura vacunal que conlleve a que la circulación del virus descienda hasta niveles en los que las cadenas de transmisión se rompan, al punto de que deje de circular o, que la circulación del Sars-Cov-2 produzca solo brotes localizados, cosa que en este momento ni ocurre ni parece próximo a ocurrir.

Además, la gran incógnita son las nuevas variantes de la cepa original del Sars-Cov-2. Actualmente la más prevalente es la delta, que sabemos que es al menos un 60% más infecciosa que la original, aunque parece que en personas vacunadas con pauta completa o, en aquellas que han padecido la enfermedad, la inmunidad adquirida protege contra esta variante.

Pero en la actualidad existen grandes territorios con bajísimas coberturas de vacunación y algunos de ellos con vacunas administradas de dudosa eficacia, como alguna vacuna china, cubana, u otras y, que a pesar de que la OMS ha dado el visto bueno a alguna de estas vacunas la Agencia Europea competente no lo ha hecho, y sí podríamos decir que las que han demostrado científicamente y, sin margen de duda su efectividad, son las licenciadas en Europa y empleadas en nuestro país que todos conocemos, que son las de Astra-Zeneca. Janssen, Moderna y Pfeizer-Biontec.

África, con poco más de 1,5% de cobertura vacunal, Asia con un 10% o América del Sur con un 20%, hacen que el virus disponga de una población de miles de millones de humanos susceptibles de ser infectados y por tanto que permiten que la persistencia de la pandemia está garantizada con ello.

¿Aparecerán nuevas variantes? Sin duda que seguirán apareciendo mientras el virus tenga una población susceptible tan amplia para seguir replicándose, la pregunta es si el Sars-Cov-2 encontrará un mecanismo de entrada en la célula que le permita penetrar aun habiendo mutado su proteína S (la llave de entrada a la célula), a tal punto que la inmunidad proporcionada por haber pasado la enfermedad o haber sido infectado o haber recibido una pauta vacunal completa, no sea efectiva para evitar la infección de las células, la replicación del virus en ellas y la aparición de enfermedad.
Si el virus mutase de tal manera volveríamos al punto de partida de la epidemia, eso sí, con vacunas que podrían actualizarse fácilmente, y se podría volver a vacunar a la población.

Solo una estrategia global de vacunación de toda la población mundial podría contener la epidemia, a no ser que la propia ecología del virus lo convierta en menos agresivo y se incorpore como uno más a los virus que producen patologías respiratorias estacionales, cosa que de momento no ha hecho ni parece que vaya a hacer.

Otra esperanza son los antivirales que varias farmacéuticas han anunciado que están prestos a aparecer y que esperamos como agua de mayo.

Respecto a la polémica de si será necesaria una tercera dosis. La respuesta desde mi punto de vista es que sin duda sí, bien sea para reforzar el nivel de inmunidad actual o en el peor de los casos para actualizarla incluyendo las nuevas variantes.

Por tanto y, mientras que alcanzar la cobertura vacunal universal parece quimera, habría que marcar el objetivo de alcanzar las mayores coberturas de vacunación en nuestro territorio, manteniendo las vacunas actualizadas ante la aparición de nuevas variantes y sosteniendo un sistema de vigilancia epidemiológica que nos pueda proporcionar la información necesaria en todo momento.

*Juan Castell Monsalve es Máster en Epidemiología de Campo por los Centros para el Control de Enfermedades de Atlanta (USA)