‘Va de agua’ es la segunda exposición individual de Cristina Galán Gall. Son 14 acuarelas donde las distintas tonalidades del agua y la luz en ríos, mares o humedales invaden toda la muestra. Su espíritu viajero le ha hecho redescubrir bellos rincones de la provincia, dejándose maravillar por paisajes fluviales conocidos y no tan conocidos, como el Guadiana a su paso por el puente Nolalla, la Tabla de la Yedra, la laguna de Navaseca de Daimiel, la cola del Vicario en Peralbillo, etc., dando cabida también a otros espacios atractivos para la autora como la Albufera de Valencia, varias marinas del Mediterráneo o algún humedal. Sorprende positivamente el gran formato de algunas acuarelas, realzando aún más la riqueza cromática de los azules del agua, el reflejo de los árboles en el curso del río y los verdes de la vegetación, intensidad de colores, matices y pigmentos que solo pueden apreciarse al detalle visitando la exposición.

Como gran aficionada a la acuarela desde hace mucho tiempo, Cristina Galán confiesa que es la técnica pictórica con la que más disfruta, “somos como uña y carne”, aunque cada acuarela es un reto a superar, “sigo aprendiendo y mejorando cada día”, confiesa.

En ‘Va de Agua’ cada acuarela es única y diferente, aunque se represente el mismo rincón, como es el caso del molino de Nolalla, que abre y cierra la exposición. Los colores del agua y la luz en la Mancha varían a los de la Albufera valenciana, los de un humedal o, evidentemente, los de las marinas del Mediterráneo, bellas panorámicas de un marenostrum al atardecer, al alba o con bruma mañanera.

Para Cristina Galán, la acuarela es sobre todo transparencia y color, “lo transparente te permite jugar con la luz que para mí es lo más importante”, donde el dibujo a veces pasa a un segundo plano según la obra.  Lo que sí es común para todas las acuarelas, considera Galán, es una buena y detenida planificación mental de cada trabajo, “es la técnica pictórica que más orden precisa de todas, hay que realizar muchas notas de colores, de papel, de dibujo para que el resultado final tenga la espontaneidad y frescura que se presuponen a una acuarela”, argumenta la artista. Una espontaneidad y frescura potenciadas por el propio marco donde se exhibe la exposición, la vinoteca-bar La Pajarería, donde su pasado animalario confluye de una forma sinigual con las acuarelas naturales de Galán.

Recuerden, no olviden visitar hasta el 30 de junio esta bonita colección de acuarelas, de venta al público con interesantes precios, en la vinoteca-bar La Pajarería, pasaje de San Isidro, 2, de Ciudad Real.