El centro de educación infantil y primaria (CEIP) Jorge Manrique de Ciudad Real conmemora en 2022 su 50 aniversario, manteniendo los mismos principios sólidos de sana convivencia, ambiente familiar, innovación y motivación del alumnado, solidaridad, respeto por los demás y por el medio ambiente.

Este colegio público ha permanecido en el mismo edificio de la ronda de Alarcos, 19, donde los padres y abuelos de algunos escolares de hoy en día jugaban en el mismo patio y aprendían la lección en la misma aula. Ese poso de experiencia concretado en charlas online o presenciales está siendo, en este medio siglo de historia, uno de los aprendizajes más importantes y necesarios para los actuales alumnos.

Izq. y centro: Cincuenta años han pasado por estas dos imágenes, la primera una clase en los comienzos del centro, la segunda una visita actual de la delegada Carmen Olmedo. Dcha.: En el stand del Ministerio de Educación en la feria AULA por ser premiados con un sello de calidad STEM en Castilla-La Mancha. 

Hoy en día, un total de 160 estudiantes y 22 profesores conviven en el centro ciudadrealeño, cuya directora es Elena Garrido. Con ella y un homónimo suyo, del periodo 1997-2014, Eduardo Roldán Delgado (Premio Excelencia Educativa de CLM 2014), hemos hablado para conocer un poco más del ayer y el hoy del Jorge Manrique.

En 1972, cuando este centro echa a andar, aún continuaba el fenómeno del ‘baby boom’ en España. En Ciudad Real, muchas familias jóvenes residían en la zona centro, con hijos en edad escolar y los colegios de la zona eran insuficientes, nos cuenta Eduardo Roldán asesorado por hijos de Lázaro Roldán y Alejandro Rivero (estos últimos fueron maestros en los inicios del Jorge Manrique). A mediados de 1972 se incorporan solo tres maestros: Pepita Mayor, la primera directora; el referido Lázaro Roldán y Andrés Delgado, que organizan el centro y lo preparan para el curso siguiente, en el que llegan el resto de docentes, unos 17 en total. Actualmente el colegio es de una sola línea (una clase por curso), aunque llegó a tener dos y media, “se planteó incluso hacer cuatro líneas con otro edificio dentro del patio”, comenta Eduardo, “pero era demasiado, también se propuso hacer pistas donde ahora está el aparcamiento pero no prosperó, porque la población envejeció y se crearon nuevos colegios”.

La educación era académica pero también creativa, responde Eduardo Roldán, con un taller de pintura y modelado, dirigido primero por D. Lázaro y posteriormente por Ramón de la Osa; un innovador laboratorio gestionado por Amparo Moreno, donde posteriormente se proyectó una rudimentaria aula de Informática hecha por Esperanza de Juan, además de deportes, exposiciones, teatro, recitales, baile… “siempre ha sido un colegio muy dinámico y con inquietud por estar a la vanguardia”, comenta el antiguo director. No solo fue innovador en conocimiento, también en metodología, siendo de los primeros centros de la capital en impartir una educación mixta, compartiendo niñas y niños la misma aula. Tal era, y es, la motivación del alumnado que, en cierta ocasión que Eduardo Roldán les encargó un trabajo a su clase, decidió distraerles y hablarles de otros temas, pero los chicos se molestaron tanto que le invitaron a salir del aula, “es solo una anécdota pero da idea de hasta qué punto chicos de 11 años pueden ser igual de responsables que un adulto”.

Izq.: Vista aérea del centro en 1972. Dcha.: Patio escolar donde se practicaba educación física con colchonetas, potro…

En el colegio Jorge Manrique, como en otros centros, se ha visto el cambio del sistema educativo, ahora enfocado hacia un aprendizaje experimental y práctico, con nuevos espacios y más recursos, novedosas metodologías y con especialidades más específicas como la artística, musical, idiomas o educación física, observa Elena Garrido. En cuanto a la autoridad del profesor, nos cuenta Elena, “ha cambiado radicalmente el concepto; no obstante, en este colegio no hemos visto situaciones complicadas, siempre hemos mantenido abierta la comunicación con las familias, y esa autoridad se respira”.

Impulso a la ciencia y a los idiomas.- Este curso, el colegio Jorge Manrique ha sido galardonado con el sello de calidad STEM por parte de la Consejería de Educación. Se trata de un proyecto en el que se promueve el aprendizaje de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, el arte y las matemáticas con experimentos reales, “el fin es despertar en las niñas y en los niños la vocación científica, trabajan de forma similar a una microempresa, creando un producto final”, explica la directora. Tal fue la acogida que, además del reconocimiento regional, fueron invitados por el Ministerio de Educación a participar en su stand de la Feria Aula en Ifema. En materia de idiomas, han hecho viajes de inmersión lingüística.

A la izquierda, una de las primeras promociones del colegio Jorge Manrique; a la derecha, alumnos y profesores en la plantación de un árbol en el patio.

Este año, profesores y estudiantes están volcados en la celebración del 50 aniversario. Además del gran acto de celebración, están ultimando los detalles para la edición de un libro conmemorativo así como una carrera popular. Este último evento tiene un objetivo claro: la naturalización del patio escolar, es decir, que el área verde existente ahora en el huerto del colegio se extienda por toda el área exterior del centro, “además de querer cumplir los objetivos de desarrollo sostenible, es necesario que los alumnos jueguen y disfruten en algo más que asfalto, además podrían darse sesiones y clases fuera, en el entorno natural, para lo que precisamos de apoyo técnico, organizador y económico”, apunta Garrido.

Por último, tanto Elena como Eduardo transmiten un cariñoso recuerdo para todos aquellos que impartieron e imparten clase en el colegio Jorge Manrique, los alumnos que están aprendiendo y aprendieron con los libros y de la vida, así como su personal no docente, con mención especial a Carmen y a María la cocinera.

Texto: Oliva Carretero Ruiz
Fotos: Cedidas por colegio Jorge Manrique, Ayer&hoy