Treinta y ocho años construyendo el camino de la igualdad de la mujer rural española

La Asociación nacional de Familias y Mujeres del Medio Rural (AFAMMER) nace en 1982 siendo la primera ONG de España que da voz a las mujeres rurales, “los derechos y libertades despertaban en España en el seno de una joven sociedad democrática en la que la mujer era considerada ciudadana de segunda”, cuenta Carmen Quintanilla, fundadora y presidenta nacional de Afammer.

Como punto de inflexión político y también social se refrenda en 1978 la Constitución Española, a la que Quintanilla bautiza también como la Carta de las Mujeres, “abría la puerta al cambio legislativo, posibilitando el avance hacia la igualdad, en un momento en el que no se entendía que hubiese violencia doméstica, tampoco que la mujer fuera titular de una explotación o que quisiera ser alcaldesa”.

Probablemente, ni el más viajero de nuestros políticos, de los de antes y los de ahora, suma tantos kilómetros, lugares visitados u horas invertidas en la defensa de los derechos de las mujeres rurales como ella. Carmen Quintanilla es Afammer y Afammer es Carmen Quintanilla, no se entendería la una sin la otra; ella misma lo dice así: “Junto con mis hijos, Afammer ha sido el gran proyecto de mi vida, las 190.573 mujeres rurales asociadas en la actualidad me han dado grandes alegrías, de ellas he recibido dosis de sentido común, de realidad rural y de cómo había que avanzar en liderazgo y emprendimiento”.

A la izquierda: Carmen Quintanilla con algunas mujeres rurales asociadas en los comienzos de Afammer; a la derecha Carmen Quintanilla con la líder de la oposición iraní en 2012.

Los comienzos.- Echando la mirada atrás, Carmen Quintanilla funda Afammer con tan solo 28 años de edad. Natural y residente en Ciudad Real, trabaja como funcionaria en la Delegación de Trabajo, pero su espíritu inquieto y reivindicativo por dar voz y color a “miles de mujeres en blanco y negro” hace que cada tarde, cuando su hijo mayor apenas tenía 3 años, comience a recorrer los pueblos con un Citroën dos caballos, un bocadillo y una coca-cola. “Me encontré con muchas carencias, las propias mujeres no creían en sí mismas; había falta de formación, educación y liderazgo; era muy difícil que la sociedad rural de entonces, tremendamente patriarcal, entendiera el mensaje de igualdad y progreso en la mujer, pero siempre fui muy respetada y querida”, advierte Quintanilla.

Primero desde casa con un fax, un teléfono y una máquina de escribir guiada por su fiel secretaria, Encarni Aranda, luego con varias sedes en Madrid y ahora desde las instalaciones de la calle Montesa, 9, en Ciudad Real, la ilusión de Carmen Quintanilla la ha acompañado y la acompaña en su experiencia vital y profesional, a la que se suma la “constancia y tenacidad” por consolidar una historia de Afammer plagada de certidumbres y éxitos. En la labor de expansión de Afammer recuerda el respaldo prestado por Jaime Lamo de Espinosa, ministro de Agricultura de 1978 a 1981; Felipe González de Canales, secretario general del Centro Nacional de Jóvenes Agricultores y a José María Giralt, presidente nacional de las cámaras agrarias. En esos primeros momentos la acompañaban dos mujeres: Pilar Portolés y Covadonga Sanz, que lucharon por vertebrar una organización nacional con asociaciones regionales y provinciales. Asimismo, en el cuadro ilustre de la asociación un hecho que cambiaría su rumbo: la presidencia de honor de Afammer a cargo de Doña Elena de Borbón, “fue un paso importante en el reconocimiento de las mujeres rurales de España”.

De izquierda a derecha, recepción en la Casa Real a cargo de la entonces Infanta Elena (1999); Carmen Quintanilla y Ángela Merkel en 2013 en un Consejo de Europa y la presidenta de Afammer, con la mujer de Nelson Mandela en Durban, en 2007.

La proyección de Afammer en el mundo.- A sus mujeres, como ella indica, les debe también “la aventura del conocimiento de Afammer a nivel internacional”. Carmen Quintanilla ha visitado la Casa Blanca con Hillary Clinton, ha invitado al secretario general adjunto de Naciones Unidas a Ciudad Real, Babatunde Osotimehin, ha participado en la I Conferencia de primeras damas de América Latina y del Norte, comprometida actualmente con los derechos de las mujeres iraníes… En nuestro país ha organizado dos ediciones del Congreso internacional ‘La voz de las mujeres rurales en el mundo’ siendo el último clausurado por la reina doña Letizia en 2018 congregando a ministros de varios países, estadistas y mujeres líderes de los derechos humanos, amén del apoyo prestado por varios presidentes del Gobierno y líderes de la oposición. Con especial cariño recuerda la Conferencia de Pekín hace 25 años, cuando se declaró el 15 de octubre como Día Internacional de la Mujer Rural. En la memoria guarda muchas anécdotas, como cuando se reunió con Ángela Merkel en 2008 y le enseñó la foto a Rajoy, aún en la oposición, quien le espetó: “Pero bueno Quintanilla, te has reunido con Merkel antes que yo”.

Carmen Quintanilla ha compaginado su presidencia en Afammer con una intensa actividad política, en 1979 fundó la primera asociación democrática de mujeres manchegas en Ciudad Real, militó en UCD y con el PP ha sido diputada nacional en varias legislaturas, “siempre he sido una política de raza, creo que la política es el arte de hacer posible lo imposible, está para servir a la gente”. Concluye diciendo que si volviera a nacer, “posiblemente haría lo mismo, creo que ha merecido la pena aunque he tenido que renunciar a muchos momentos de mi vida familiar”.
Agradece el trabajo de todas las mujeres de Afammer, personalizándolo en la secretaria general, Rita Mateos, y también de los hombres implicados en los últimos tiempos “es el momento de comprometer también a ellos en el proyecto de la igualdad”.

A todos ellos, gracias.

Texto: Oliva Carretero
Fotos: Afammer