Miguel Alberdi - Decorador

Miguel Alberdi. Decorador

En general podemos considerar al hogar, frente al lugar de trabajo o los centros de diversión (aunque estos sean el bar en el que todos los días quedamos con los amigos), como el refugio, ese lugar que, ante todo, nos aporta seguridad. Por eso es importante que nuestra casa sea acogedora, que nos identifiquemos con ella, que termine formando parte de nosotros mismos.

Pero además, dentro de la casa, existen partes en las que pasamos más tiempo. Al menos conscientemente. Y digo esto porque posiblemente el dormitorio sea la habitación donde más tiempo pasamos, pero sin enterarnos.

Bien. Donde realmente estamos todos más tiempo es en el salón, esa habitación abierta, de uso común, en la que se junta habitualmente toda la familia o, incluso si vivimos solos, recibimos a nuestras visitas o amigos.

De ahí la importancia de que el salón sea tanto cómodo como acogedor. La comodidad nos la aporta el espacio y los muebles, mientras que el hecho de que sea agradable, que invite a estar en él, se deriva siempre de la combinación de los distintos elementos para lograr la armonía. Avisamos, no obstante, que la armonía es algo tan relativo como el sentido común, es lo menos común. Pese a ello creo que existen unas reglas que pueden valer para la mayoría de las personas. Brevemente pueden ser las siguientes.

Los colores pueden transformar una habitación de forma espectacular. Las habitaciones pequeñas ganan espacio utilizando tonos fríos como grises, azules y verdes. El gris es un color neutro que siempre ha favorecido en las salas de estar, ya que combina con todo tipo de cortinas, alfombras o muebles. El techo debe tener un tono más claro que las paredes y así la habitación parecerá más alta y aireada.

Si además las cortinas las colgamos desde el techo al suelo crean ilusión de altura y espacio haciendo aún mayor la habitación.

Si nuestro salón es realmente pequeño debemos pensar en la posibilidad de instalar sofás o sillas «sin brazos» lo que crea una sensación de espacio más abierto. También es aconsejable no tener demasiadas piezas de mobiliario ya que la sensación que producen es la de sentirse uno agobiado y sin posibilidades de movimiento.

Pero si hay algo que debe tener obligatoriamente una sala de estar es un centro de atención. Habitualmente suele ser la televisión, o un mueble central. Sin embargo el resto de las pareces no pueden quedar desnudas.

Utilizar un elemento grande parece contrario a la decoración de un espacio pequeño, pero un cuadro grande siempre será mejor que varias piezas pequeñas las cuales pueden producir una sensación de desorden.

Finalmente la utilización de espejos es un recurso que sirve tanto para un gran salón como para una habitación pequeña. Siempre abren espacios, reflejan la luz, y aportan alegría. haciendo que la habitación parezca más grande.

Lo que un salón debe trasmitir es libertad, luz, comodidad, alegría y, también, la seguridad de que nadie va a meterse dentro del mismo si tú no lo permites, de ahí la importancia de la luz y las cortinas para que, combinándolas, se logre, por encima de todo, una gran intimidad.