Blanca Calatayud

Blanca Calatayud. Dietista-Nutricionista

Se acabaron la vacaciones y es momento de volver al día a día, de volver a la rutina que tanto asusta a algunos. La rutina no es algo negativo, todo depende de cómo organice cada uno su día a día, Buscar un par de actividades interesantes a las que apuntarse como deportes, cine, teatro, grupos de senderismo, música, etc. Cuidar lo que comemos, comprando en fruterías de barrio y disfrutando de la dieta mediterránea y de su salud, sacar tiempo para estar con la familia y los amigos son cosas sencillas que pueden mejorar nuestra calidad de vida.

Si evitas siempre que puedas los estresantes transportes y vas andando a todos lados entablando conversaciones con el frutero, el panadero, el pescadero o el peluquero. Si dedicas algo de tiempo a la cocina, especialmente los fines de semana, disfrutas del aire libre, de esos lugares que estando tan cercanos cada vez visitamos menos como las Lagunas de Ruidera, la Tabla de la Hiedra o el Pantano del Vicario entre tantos otros. Con todo esto, aun teniendo trabajo y tareas de por medio, tu rutina puede no serlo tanto.

Y a la hora de llenar la nevera, ¿qué llevamos a casa?

El sentido común es una herramienta fundamental en el mundo de la salud, y más aún en el campo de la alimentación.

Hay casos claros de falta de este:

– Si llevo a casa 2 cajas de 8 helados (una la he comprado y la otra me la regalaban) con justificaciones del tipo “un día es un día”, “son bajos en azúcar”, “es que son de soja”, “es por si viene alguien”, “es sólo para los niños”.

– Si el queso, la mortadela y el jamón, nunca faltan en casa, y los saco a diario a la mesa.

– Si compro al por mayor gran cantidad de precocinados “para que duren un mes”

– Si en casa compramos sin criterio alguno haciendo caso a todos los gustos y antojos de toda la familia, consiguiendo el efecto de “buffet libre en casa”.

– Si me conformo con pasear al perro como actividad física diaria.

– Si ceno ligero, pero luego receno fuerte.

– Si las comidas se preparan en función de las manías de los demás.

– Si no exijo calidad y sólo busco palabras clave-engaño.

Es cierto que cada vez se hace más complicado elegir los alimentos sanos de entre los miles y miles de productos no saludables que intentan vendernos las grandes industrias, pero es ahí donde entra en juego el sentido común. Por mucho que en la caja ponga “bajo en sal”, “energía”, “vitaminas”, etc., el sentido común te dice si es o no necesario ese alimento y si debería o no ocupar un lugar en tu despensa.

Bolsas de patatas, cereales azucarados, pan de molde, dulces, bollería, snacks, postres lácteos azucarados, batidos, refrescos, pizzas congeladas, croquetas de bolsa, sopas de sobre, purés deshidratados, gelatinas azucaradas, embutidos de baja calidad, carne de baja calidad, salsas, etc.

Estos no son alimentos necesarios, sin embargo siempre hay una opción sana, barata y de calidad con la que sí se puede contar, como batidos caseros, pizzas caseras, sopas caseras, purés caseros, bizcochos caseros, croquetas caseras, salsas caseras, etc.

Esta sí es una palabra clave para la salud “casero”, echo en casa, con productos conocidos, de mejor calidad, sin grasas hidrogenadas, conservantes, exceso de azúcares, etc.

Por otro lado el sentido común también nos alerta de las cantidades. Si haces un bizcocho casero, de primerísima calidad, con harina integral, huevos ecológicos, aceite de oliva virgen extra, pasas, zanahoria, levadura y manzanas, pero te lo comes en menos de 24 horas, el sentido común te dirá que no es buena idea. Pero se puede congelar en trozos y tomarlo de manera controlada en algunos desayunos o meriendas.

Otro caso habitual es la patata. En general tendemos a poner el calificativo de “engorda” o “no engorda” a todo lo que se puede comer. El sentido común nos dice que no es un método válido para clasificar los alimentos ya que no tiene en cuenta la calidad ni la cantidad. ¿Cómo va a ser lo mismo, aquel que utiliza una patata para acompañar puntualmente algún plato de judía verde o alguna ensalada, que aquel que consume kilos de patata semanalmente porque todo lo acompaña con patata, guisos, estofados, purés, patatas fritas, tortillas de patata, etc.?

(Este artículo continuará, y finalizará, en el próximo número de Ayer&hoy)