Miguel Alberdi - Decorador

Miguel Alberdi. Decorador

Para gustos los colores. Bueno, no siempre. Una cosa es que cada uno tenga derecho a que le guste uno u otro color, y otra es que peguemos una patada a la estética y montemos un gazpacho que le tire a uno de espaldas.

Viene esto a cuenta de lo importante que son los colores a la hora de decorar una habitación o una vivienda, ya que son muchos los elementos que deben convivir en armonía y no todos se llevan bien entre sí. Por eso vamos a dar unas breves nociones del papel que juegan los colores y como lograr que se combinen “medianamente” bien entre ellos.

En decoración el primer, y principal paso, es elegir correctamente los colores de un espacio. Para ello debemos escoger un color que será la base de nuestra decoración, y partiendo de él, con la ayuda de la rueda de color (o círculo cromático) sabremos con qué colores asociarlo y darle personalidad.

La rueda cromática nos ayudará a combinar los colores en paredes, muebles y accesorios para crear espacios llenos de personalidad y elegancia.

La rueda de color es una herramienta que usan los profesionales y que muestra en primer lugar los denominados colores primarios: rojo, azul y amarillo. Se les llama primarios ya que no se pueden obtener a partir de ningún otro color. Le siguen tres colores secundarios, que son el violeta, el verde y el naranja, que se obtienen mezclando dos de los colores primarios.

La rueda de color también cuenta con seis colores terciarios, también llamados intermediarios. Éstos son el resultado de la mezcla de colores primarios con colores secundarios. Estos colores son importantes en la decoración, ya que permiten crear muchas armonías.

Una vez que ya hayamos elegido un color que nos guste, debemos seguir la pauta que nos marca la rueda. Por ejemplo, podemos elegir una decoración monocromática que utiliza un solo color al que dividimos en diferentes tonalidades. De esa forma el azul podría utilizarse en una misma estancia en diferentes tonalidades, yendo desde el azul más oscuro hasta el más claro. Muy clásica, la decoración monocromática es también muy elegante. Para ello debemos utilizar un tono muy claro para las paredes, y detalles más oscuros en accesorios. Su problema es que nos podemos cansar de ver siempre el mismo color. Pero es sencilla de aplicar y si cogemos un color que nos guste mucho es casi seguro que siempre nos agradará.

Pero si no somos muy clásicos, nos gusta la novedad, y cambiar cada cierto tiempo, lo mejor es que para crear un espacio más dinámico decidamos elegir colores que contrasten. Lo que los profesionales llamamos colores complementarios. Se trata de elegir dos colores opuestos en la rueda de color.

Por ejemplo, el amarillo y el azul o el rojo y el verde. Estas asociaciones crean un toque lleno de carácter. Combinar estos con muebles de tonos neutros como madera o el metal oscuro puede ser una buena elección.

Igualmente sería aconsejable colocar pinceladas de un color cercano a éstos para restarles fuerza.