Lola Merino

Lola Merino. Presidente Nacional de AMFAR, Federación
de Mujeres y Familias del Ámbito Rural

Este mes de mayo, la festividad de San Isidro Labrador hace protagonistas a los hombres y las mujeres del campo. Como presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural, AMFAR, quiero aprovechar estas líneas para rendir un merecido homenaje y mi reconocimiento a las 450.000 mujeres rurales de Castilla-La Mancha y a las 90.000 que damos vida a los pueblos de la provincia de Ciudad Real.

Quiero resaltar la revolución silenciosa de las mujeres rurales. Mujeres que a día de hoy lideran negocios, dirigen explotaciones agrarias y además son el pilar sobre el que se sostiene la familia.

Mujeres valientes, apegadas al terruño, y fuertes como la tierra que pisan. Capaces de trabajar más de ocho horas diarias sin pedir nada a cambio. Dirigen hogares, cuidan mayores, hijos, nietos, enfermos y personas dependientes, y siempre con amor y ternura. Gracias a su trabajo se mantienen sus rentas familiares.

Según el último censo agrario, sólo el 24% del total de jefes de explotación son mujeres. Un sector en el que tenemos que implicarnos mucho más, ya que es el motor de nuestra economía y debemos garantizar su futuro con la incorporación de mujeres y jóvenes. Tan sólo el 0,3% de las mujeres que trabajan en el campo son menores de 25 años.

La crisis económica que tristemente ha afectado a España y a toda Europa, también ha dado sus zarpazos en nuestros pueblos y ha forzado a miles de mujeres a buscar un puesto de trabajo o a embarcarse en la
aventura de abrir su propio negocio.

Este es el reto más inmediato al que se enfrentan las mujeres rurales: el empleo. Por lo tanto, trabajemos para facilitar el proceso laboral y poner al alcance de su mano las herramientas necesarias para que puedan emprender en las zonas rurales.

CampoEllas han dado ejemplo con su esfuerzo y su implicación y ahora le toca el turno a las administraciones y a la sociedad de reconocer y devolver parte de la gran contribución a este colectivo. Un objetivo que se ha convertido en la razón de ser de AMFAR, defender los derechos y los intereses de las mujeres rurales.

Las mujeres rurales saben que el empleo no depende de un milagro, ni de nadie ajeno a ellas mismas. Por ello ofrecen su talento, ingenio, imaginación e innovación al servicio de la sociedad, pero también reclaman del compromiso institucional y de una alianza firme para que la generación de empleo y el emprendimiento sean una realidad en el mundo rural.

Estoy firmemente convencida de que esta promoción del espíritu emprendedor de las mujeres rurales es posible en el mundo rural. Un convencimiento que también tienen las propias mujeres que son conscientes de los recursos y posibilidades que les ofrece su entorno, y están dispuestas a aprovechar
como nuevas oportunidades de negocio y empleo.

Para terminar, quiero recordar con orgullo mi nombramiento como Hermana Mayor de la Hermandad de San Isidro Labrador de Ciudad Real en el 2004, y aprovechar la ocasión para felicitar a todos los profesionales del campo en el día de su patrón, que nos traiga buenas cosechas y que el futuro del campo se perfile mejor cada temporada.

¡Viva San Isidro Labrador!