Florencio Rodríguez Medina / Vicepresidente de ASAJA Castilla-La Mancha y Secretario General de ASAJA Ciudad Real

Si la Madre Naturaleza no hubiera obrado el milagro en forma de lluvias copiosas y abundantes desde febrero a abril de este año, el campo de Castilla-La Mancha sería ahora mismo un erial, con las producciones prácticamente perdidas.

Pero las precipitaciones, más abundantes de lo normal en los últimos meses, están propiciando un desarrollo óptimo de las diversas producciones.

De no haber llovido como lo ha hecho estaríamos hablando de un desastre para el sector agrario de la región, además de posibles restricciones de agua en numerosas localidades.

Los sucesivos gobiernos de España llevan lustros hablando de un Pacto Nacional del Agua, pero sin presupuestarlo, cuando lo que la Nación necesita son partidas económicas suficientes para acometer obras hidráulicas, que no son necesarios, son ya urgentes.

Es inconcebible que en pleno siglo XXI con todas las nuevas tecnologías imaginables, y más, a nuestro alcance, sigamos teniendo que mirar al cielo esperando el milagro de la lluvia. En la era de las comunicaciones de todo tipo se sigue sin invertir en una red de conexiones realmente útil para el agua, para llevarla de donde hay, e incluso sobra, a donde falta.

Y mientras, en los últimos meses, como prácticamente cada año, el Ebro y sus afluentes se desborda, perdiéndose una gran cantidad de agua que genera periódicamente graves inundaciones, con las consiguientes pérdidas.

Si para cualquier español de a pie esto es inconcebible, imagínense para uno que vive de su campo o su ganado, que mientras ve como sus producciones se secan por falta de agua escucha como el caudal del Ebro es de 2.200 metros cúbicos por segundo, es decir, que en un segundo de paso de agua del caudaloso río él regaría una hectárea de cereal o una y media de viña durante todo un año.

España, como el resto de países civilizados, tiene numerosos problemas: el paro, la desconfianza en la política y los políticos, el futuro de la juventud, la delincuencia, los independentismos… Pero siempre se obvia una, la importancia del agua, tanto para consumo humano como agropecuario.

Ahora que disponemos de autovías y carreteras por todo el país, de trenes de alta velocidad en localidades y ciudades impensables hace unos años, de aeropuertos hasta en ciudades de unos pocos de miles de habitantes, nos faltan las infraestructuras hidráulicas necesarias para aportar agua desde las cuencas excedentes hasta las deficitarias.

Es duro preguntarlo abiertamente, pero ¿Cuánto duraría la humanidad sin agua? Una semana, dos, como mucho tres… Quizás menos que sin carreteras o trenes.

Pues es momento de que la clase política nacional, regional, provincial y local pase de las declaraciones de intereses a los hechos. El manido Pacto Nacional del Agua debe dotarse de un presupuesto suficiente como para poder desarrollarse sin que genere rencillas ni enfrentamientos entre pueblos. No debe ser tan difícil. Es urgente debido a los años de retraso que lleva, aunque no queramos caer en el tópico fácil y guasón de que el último pantano de España se inauguró en la época del Generalísimo, pero prácticamente así es.

Es ahora o nunca, basta ya de demagogia, de esperas, de enfrentamientos entre regiones, de falsas expectativas. O se empieza ya a planificar y acometer obras hidráulicas útiles y efectivas o llegará un día en que no llueva cuando tiene que llover y los pronósticos se tornen lamentaciones.

Y no solo de trasvases estamos hablando, o del Trasvase que a diario aparece en los medios de comunicación por uno u otro motivo. Desde ASAJA demandamos infraestructuras cercanas a cada comarca, con planes de riego, como el previsto para Campo de Montiel, como los pozos de recarga en la zona del Alto Guadiana que han servido para el Acuífero 23 se cargue en periodos de lluvias. Además, hacen falta políticas realistas sobre agua, como la compensación de caudales en varias campañas para que los agricultores puedan realizar una correcta planificación agronómica de sus explotaciones.

Es necesario incentivar a todos los niveles la instalación de sistemas de ahorro de agua, que a la vez ahorrarán energía; es fundamental concienciar a toda la población sobre la importancia de un bien como el agua…

En estos tiempos que tanto se habla de despoblación y desarrollo rural, hay que afirman con rotundidad que en el campo, sin agua, solo habrá abandono paulatino de habitantes en busca de un futuro mejor.

Por eso, desde ASAJA solicitamos infraestructuras hidráulicas sí o sí y con urgencia.